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Por Asfaltos.
Martes de rol musical por la capital mexicana. El día de hoy, como la semana pasada, los guías de nuestro recorrido sonoro vuelven a ser extranjeros. Activos en tres periodos, comenzando en 1982, estoy hablando del proyecto californiano Concrete Blonde. Su álbum Bloodletting (1990) y su sencillo Joey son las cartas de presentación más reconocibles.
Ocho álbums en su haber son los que contienen las canciones de uno de los grupos de rock alternativo más interesante de los 90’s. Como ya dije, el Bloodletting -tercer álbum- es el que marcó todo un hito en la carrera de la banda; en él, y a partir de él, Concrete Blonde se dejó llevar por los sonidos más góticos.
¿El principal atractivo de este grupo? Indudablemente la potente voz de su vocalista, Johnette Napolitano. La cantante, quien ayuda a crear también un clima sombrío y misterioso, hace del grupo uno de los proyectos más interesantes de la época.
¿Y todo ésto qué tiene que ver con la capital? Se preguntarán, y de manera válida. Bueno, pues el quinto álbum de la banda lleva toda una referencia clara hacia nuestro país, en título y arte: estoy hablándoles del Mexican Moon (1993). De él les dejo con Mexican Moon, precisamente la canción que da nombre al álbum, en la que nos encontramos con la voz de Napolitano pidiéndole a alguien (probablemente a un taxista) que le devuelva a la Zona Rosa, aquel lugar en donde entre «mariachis y tequila yo bailaré sóla por la noche«.
¿Tremenda, no? ¡Buen Martes asfaltoso, banda!
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