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Segunda parte.
En este momento el lector muy probablemente debe estar familiarizado con el hashtag #LeySOPA que circula por Twitter desde la semana pasada. O quizás haya escuchado del probable cierre de Facebook, Google y Twitter el próximo 23 de enero. Sin embargo no ha podido entenderse y posicionarse en toda su magnitud el problema ya que no se ha generado una narrativa adecuada en los medios de comunicación acerca del tema (y una discusión que tuve hace poco con Gaby Warkentin me lleva a pensar que tal vez no la tengamos por el mismo esquema de intereses de nuestros medios de comunicación). Es por ello que dedico el presente artículo (dividido en dos) a explicar el movimiento en contra de la Ley SOPA y las consecuencias que podría tener para el Internet tal y como lo conocemos el día de hoy.
A pesar de que la Ley SOPA (Stop Online Piracy Act) o Ley HR3261 entró en proceso legislativo en los Estados Unidos desde octubre, la crisis que ha posicionado el tema se da ante el anuncio de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de que la votación sobre la ley se realizaría el 24 de enero. A raíz del anuncio Facebook, Google, Twitter, Amazon, LinkedIn y otros poderosos actores de la industria anunciaron el acuerdo para realizar apagón mundial de todos sus servicios el próximo 23 de enero, tal como lo anunció el portal de Univisión y diversos medios alrededor del mundo.
El problema de la piratería a nivel mundial, gracias al enorme auge de Internet, ha llevado a las empresas más conservadoras del ramo (Disney, Microsoft y Nintendo principalmente) a empujar diversas iniciativas alrededor del mundo para poder controlar Internet bajo dos argumentos: el respeto al derecho de autor y evitar la propagación de la pornografía y sus delitos relacionados. Desde los años noventa las iniciativas han tenido un éxito progresivo, como el sonado cierre de Napster y los ataques contra Pirate Bay. Esas ofensivas han subido de tono gracias a las discusiones entre los grandes de la industria y los presidentes de las naciones desarrolladas, como el evento del G20 el año pasado. Recordarán la amenaza de Sarkozy sobre la necesidad de controlar aquello que sucede en la red y de los posibles peligros que implica la existencia de los nuevos actores del panorama internacional.
Una de las apuestas más importantes por parte de la industria del entretenimiento tradicional ha sido el endurecimiento de las leyes sobre el derecho de autor, como el caso de la Ley Sinde en España y la propuesta de ley en México que no tuvo frutos. Ahora la Ley SOPA (Stop Online Piracy Act) o HR3261 pretende que las compañías dueñas de los derechos de autor no solamente bajen el contenido de Internet, sino que puedan demandar a las compañías que colocan el contenido, lo cual equivaldría al cierre de los grandes de la Internet que tienen contacto directo con el usuario: Google, Facebook y Twitter. La posibilidad de que se demandara equivaldría a la incapacidad de las redes sociales y los buscadores de enlazar con material no permitido y de hacerlos responsables, lo cual llevaría a la quiebra por la capacidad técnica necesaria para poder cuidar cada enlace de la red.
AL DÍA: Revés para la Ley SOPA. La Casa Blanca la rechazaría y el Congreso la paraliza.
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