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«7:19: La hora del temblor», dura metáfora de la actualidad

Por Asfaltos.

Se estrena mañana viernes 23 de septiembre la más reciente cinta del director de la aclamada «Somos lo que hay» (2013), Jorge Michel Grau. «7:19: La hora del temblor», basada en los eventos reales sucedidos en la capital mexicana aquella mañana del 19 de septiembre de 1985, si bien es una película sobre el desastre más grande que ha vivido Ciudad de México, es también una cinta con un mensaje muy claro y actual sobre los no menos complicados días que vivimos como país.

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Son las 7:19 de la mañana del 19 de septiembre de 1985, y en un edificio del gobierno, Fernando (Demián Bichir) y Martín (Héctor Bonilla) quedan sepultados junto a otras decenas de personas. Siete pisos de concreto y metal retorcido unen así, de manera imprevista, dos mundos totalmente diferente que tendrán que acompañarse en la incertidumbre del desastre e incomunicados con una ciudad que ha quedado paralizada, para intentar vencer las fronteras que les separan y sobrevivir así en medio del caos.

Protagonizada por los talentosos Demián Bichir y Héctor Bonilla, «7:19: La hora del temblor» es una cinta que dejará sin aliento a quienes se permitan verla. Filmada de modo tal que se nos hace sentir en medio de los escombros, los dos protagónicos logran llevar una cinta que rebasa apenas la hora y media de duración para no dejarnos aburridos ni por un instante. Las marcadas diferencias entre Martín, el velador del edificio; y Fernando, el burócrata de una secretaría federal, hacen que los diálogos entre ellos dos nos permitan conocer las marcadas diferencias de una sociedad mexicana a la que se le vino el mundo encima aquella nefasta mañana.

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Además de los dos personajes principales, a quienes seguiremos a lo largo de la película, se encuentran las otras voces de los que quedaron atrapados también. En un ambiente de claustrofobia, donde sólo se nos permite vivir la experiencia de Fernando y Martín, sentimos además la presencia de un tercer personaje: el edificio que les cayó encima. Para empezar cabe destacar la gran labor para reconstruir -por más raro que se lea- los escombros. Recreados en un set asombroso en los Estudios Churubusco, los escombros de aquel edificio interactúan de manera importante con los dos personajes que no tienen muchas posibilidades de movimiento. Por otro lado, y de manera igualmente destacable, el sonido de un edificio que cruje a medida que los minutos van avanzando. La cinta, como pocas, es de esas cuya experiencia en una sala de cine es absolutamente indispensable.

De la labor de Jorge Michel Grau, quien vuelve a sorprendernos con un trabajo de gran calidad, basta decir que se luce con su ojo plasmado en el manejo y uso de la cámara que logra hacernos sentir asfixiados; metáfora que como ya mencioné, le permite al también escritor de la cinta, mezclar la idea de un México en tiempo presente en escombros y con una sociedad marcadamente distinta que intenta sobrevivir de la manera en la que puede. Para quienes gustan de la crudeza con la que Jorge cuenta sus historias, «7:19: La hora del temblor» no les defraudará; para quienes gusten acercarse a esta forma de hacer cine, será una gran oportunidad para disfrutar de una historia que permitirá una gran charla posterior a su visionado.

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El ritmo de la cinta es bueno, pues además de los diálogos entre los dos personajes principales, se nos permite también escuchar las voces de los demás damnificados distribuidos en los diversos escombros del edificio. Así nos encontramos con una trabajadora de limpieza y un joven mensajero, entre otros, quienes irán externando sus miedos que se irán agudizando conforme la película avanza. Al inicio de la cinta vemos también la clásica transmisión de la periodista Lourdes Guerrero cuando sucedía el temblor, y a lo largo de la película escuchamos en voz de uno de los personajes secundarios la narración no menos tradicional del también periodista Jacobo Zabludovsky.

«7:19: La hora del temblor» es una cinta que hay que ver, y que quienes habitamos en Ciudad de México, de diferentes edades y clases sociales, viviremos de forma distinta. Sí, habrá sobrevivientes a los que la historia les revivirá uno de los momentos más difíciles no solo de la ciudad, sino de nuestro país; y habrán también, a quienes aún cuando no lo vivimos, nos hará replantearnos el aspecto social de un terremoto que no solo cimbró y tiró edificios de concreto y de metal, sino que sacudió conciencias en una sociedad que cambió a partir de un momento difícil en el que la parálisis oficial detonó el nacimiento de una sociedad civil activa. ¿Es tan distinta la crisis de aquella capital mexicana a la que vivimos como país? ¿Se vencieron definitivamente aquellas diferencias sociales? ¿Como ciudadanos de a pie estamos preparados para no solo sobrevivir, sino sacar a flote una situación similar?

«7:19: La hora del temblor» se estrena mañana 23 de septiembre en cines del país. Hay que verla.

Con imágenes cortesía de Cinetc…

 

 

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