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El verdadero final de «The X-Files»… por lo menos para Mulder

la-ballesta
Por Asfaltos
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Dedicada a Marcela Vargas y Karime Moncada. Mucha luz.

Ahora sí que espero me disculpen lo geek (como si el título de mi columna no lo dejara claro, jaja), pero no podía dejar de pasar una fecha tan importante en el calendario de mis fanatismos. El pasado 6 de marzo se «cumplieron», por así decirlo, 25 años del primer encuentro entre Dana Scully y Fox Mulder. Es correcto, aquella primera escena del episodio piloto de la ya clásica «The X-Files» (1993-2002), se llevó a cabo en el tiempo de la serie el 6 de marzo de 1992. Los dos personajes principales se encontrarían en «esa fecha» de manera un tanto atrabancada sin sospechar que con el paso de la serie, pues bueno, hasta se enamorarían.

Si han de preguntarme por una serie favorita, es muy probable que mi respuesta siempre sea ésta: «The X-Files». Creada por Chris Carter y estrenada en los Estados Unidos de América en 1993, la serie seguía las andanzas de los agentes del FBI Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson), pertenecientes a los «Archivos X», quienes perseguían los casos más inexplicables a los que se enfrentaba la agencia. Naturalmente, como era de esperarse, los «Archivos X» no eran mas que la burla de toda la agencia que veían en ellos una tumba para los agentes, y principalmente a su cabeza inicial Mulder, quien resultaba un «rarito» al que mas valía ocultar.

En aquella primera escena entre los dos, después de un extraño caso de rapto, nos encontramos con un muy perspicaz agente Fox Mulder cuya oficina era un auténtico desastre, pero sobre todo una muestra de su obsesión -entre otras cosas- por los avistamientos de objetos voladores no identificados (OVNI). Por su parte, asignada de alguna manera para espiarlo -como el mismo Mulder le espeta en su cara, a manera de saludo-, Dana Scully es todo lo contrario; una mente brillante, mujer de ciencia, a la que los fenónemos paranormales de Mulder no le causan efecto.

 

El episodio piloto marcaba así el inicio de una relación inseparable e indestructible… bueno, al menos hasta que la diferencia salarial de sus contrapartes en el mundo real los separó, para tristeza de sus millones de fans. La serie fue un rotundo éxito, mismo que aún hoy día continúa impulsando a sus seguidores que, a pesar de la masacre del año pasado con el regreso de su décima temporada, seguimos fieles al ya objeto de culto.

La historia de «The X-Files» se impulsaba por dos tipos de historias muy claras. La primera, marcada en el primer episodio, era indudablemente la historia principal en la que el pasado de Mulder, con una hermana secuestrada aparentemente por un OVNI, impulsa a éste a «querer creer» en el fenónemo, pero sobre todo a investigarlo. De esa primera historia se derivarían los episodios canónicos, que nos llevarían hasta el final de la serie, en la no muy afortunada novena temporada, con una conspiración extraterrestre que incluía cosas tan ridículas como los súper soldados (sí, no me gustó el final). Por otra parte, los demás episodios, perseguían a los llamados «monstruos de la semana», que eran historias fuera de la historia central, en la que nuestros dos agentes se enfrentaban a fenómenos que engrosaban en efecto los «Archivos X».

¿Entonces el final fue malo, el de la novena temporada? Yo soy de esos que afirman que no puede haber nada peor para una serie, que el éxito de ésta. ¡¿Cómo?! What the what?! El éxito de «The X-Files» provocó que la serie continuara, temporada tras temporada, en algo que a simple vista beneficiaba a los fanáticos que seguiríamos consumiendo más de nuestros personajes favoritos; sin embargo, como suele suceder cuando se tiene algo de inicio trazado que posteriormente se ve sobrepasado y alargado por la codicia, la historia se amplió y claramente se percibe que ya no supieron ni por dónde darle. De hecho, con el caso de Samantha, la hermana de Mulder, el «manoseo» a la historia fue tanto que muchos olvidamos en qué paró «el origen» de la lucha de nuestro héroe.

El final, final de la serie, es malo porque trata de dar cierre a una serie de cuestiones que nunca debieron de tocarse, o que bueno, igual y sí, pero que mas bien no supieron ni cómo resolver. Fue un poco penoso tener que encontrarse con un final que rayaba en lo ridículo, y que al momento, para muchos, permanece (o queremos que se quede ahí) en el olvido.

Sin embargo no todo es tan malo. Como cuando un OVNI secuestraba, o abducía, a un individuo, hay una luz hacia el final del camino. Esa luz, para quies quisiéramos pensar que existe otro final para la serie, se da en la temporada 7, en los episodios 10 y 11. «Sein und Zeit», el episodio 11 de la séptima temporada de «The X-Files», nos contaba la historia de Amber Lynn LaPierre, una niña que había desaparecido de su hogar en Sacramento, California. Walter Skinner (Mith Pileggi), superior de Mulder, se niega en un principio en asignarle a Mulder el caso, pues no se trata de un «Archivo X», sino de la desaparición de una niña; sin embargo Mulder, conectado desde el principio en el caso, insiste en algo que claramente nos lleva a pensar que le lleva a pensar con el caso de su hermana, aún sin explicación.

Sin entrar en muchos detalles, resulta que la obsesión de Mulder termina por nublarle su razonamiento, también provocada por la pasión del personaje, hasta que Scully interviene para ayudarle -como siempre- a mantenerse cuerdo y con los pies más en la tierra. Vamos, la pareja perfecta, pues la pasión de Mulder ha impulsado también a Dana. Además, la extraña muerte de la madre de Mulder por suicidio aparentemente, termina por involucrar aún más sentimentalmente al agente del FBI. El caso de Amber Lynn LaPierre, tras una serie de encuentros con otra madre cuya hija también desaparecida se conecta con LaPierre, termina por llevar a los dos agentes a descubrir el terrible caso de un asesino de niños que es el responsable de varios decesos.

 

En el episodio 11 de la temporada 7, «Closure», que es curiosamente también el episodio 150 de la serie, se da continuación a los hechos del episodio pasado, dejando primeramente en claro que el asesino no es el responsable de la desaparición de Amber Lynn LaPierre. Mulder, ahora abordado por un psíquico llamado Harold Piller, refuerza una teoría abordada en el episodio pasado sobre unos seres que se aparecen antes de la muerte de menores. Llamados «walk-ins», estos seres son identificados por Piller, quien asegura que en muchos casos de niños desaparecidos hay presencia de éstos. Al final, en un tira y daca entre Scully y el psíquico, de quien siempre sospecha ella, Mulder descubre por ambos que la desaparición de Samantha involucra a su mamá, sí, pero también a su archienemigo, «the Smoking Man», el «cigarrito», así como una instalación donde ella fue víctima de algunos experimentos, hasta que un día desapareció… Mulder, devastado por conocer cómo su hermana desapareció sin más al igual que Amber, camina posteriormente hacia un bosque donde se encuentra nada mas y nada menos que con su hermana, rodeada de otros niños espíritus salvados precisamente por los «walk-ins». En paz, aceptando la idea de que su hermana está muerta, pero en paz, Mulder regresa a Scully quien le pregunta si está bien, pues éste se le había desaparecido por un momento. Mulder, tranquilo, le contesta a ella: «Estoy bien. Estoy libre».

Es cierto que si este fuera el final de «The X-FIles» sería un tanto injusto para los demás personajes centrales, empezando por la principalísima Dana Scully, sin embargo, como destaco en el título, el final resultaría por lo menos ideal para Fox Mulder, quien da así cierre precisamente a la desaparición de su hermana, quien sí se fue de manera misteriosa, pero quien fue igualmente salvada por una fuerza más allá de la comprensión. Quien sabe, para los fanáticos, como su servidor, al final Samantha Mulder sí sería abducida, salvada de un final más trágico por una fuerza superior, más sabia, más «humana». Al final, también, aquél que siempre quiso creer, Mulder, terminaría creyendo lo que para él terminaría siendo verdad: un verdadero desenlace, un cierre perfecto, una liberación personal. Una lección, por cierto, sobre cómo lidiar con la pérdida, con la innevitable muerte.

 

El cierre cobra aún más fuerza y sentido si nos acordamos de otro, del episodio 4 de la temporada 1, «Conduit», en cuyo final… Bueno, véanlo, la verdad es que la conexión es increíble. Yo, por lo menos, no podría considerar mejor final para Mulder que «Closure», añadiéndole además el hecho de que en las posteriores temporadas su presencia como personaje disminuye, y por lo tanto pierde bastante sentido su presencia. (Ah, por cierto, la melodía que suena al final de «Closure» es «My weakness» del gran Moby, de quien prometo escribirles pronto).

A ustedes, ¿les parece que «Closure» es un buen final para Mulder? ¿Creen como yo que en espíritu es un mejor final que el original final de la serie? Me encantaría leerles.

IMG_5743Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.

 

 

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