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#HoyToca: Mujer culpable por su ‘mala fama’

Columnistainvitado
Por Asfaltos
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La madrugada del miércoles 3 de mayo, en los jardines de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue encontrado el cuerpo de una mujer sin vida.

A través de un comunicado de la UNAM se indicaba que el personal de seguridad de la institución había dado con la víctima a eso de las 7:00 horas de ese mismo miércoles. Sin datos sobre su nombre, en ese momento se sabía que la mujer había sido atada por el cuello con el cable de una cabina telefónica ubicada entre la Facultad de Química y el Instituto de Ingeniería.

Tras el hallazgo, trabajadores del lugar dieron aviso al Ministerio Público para que realizara investigaciones con la intención de reconocer a la víctima; al mismo tiempo autoridades de la máxima casa de estudios mostraban su repudio sobre cualquier tipo de ilícito dentro de sus instalaciones, subrrayando sobre todo su total disposición para colaborar en las pesquisas de la autoridad competente.

La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México acitivó entonces el protocolo de feminicidio e indicó que se trabajaba ya en la identificación de la mujer de 25 años .

Al día siguiente, después de que los familiares de la víctima reconocieron a la joven, la Procuraduría en una serie de desafortunados mensajes de Twitter, emitió comentarios que fueron identificados de manera pronta como juicios sobre una víctima que ya no podía defenderse.

La publicación de estos mensajes dejaba a la víctima mal parada, y parecía de alguna manera que la PGJ inclusive llegaba a culparla por su propia muerte. Los mensajes no pasaron desapercibidos, pues de inmediato la activista María José E. H. reaccionó con una serie de mensajes personales que se burlaban de manera crítica sobre la decisión de la PGJ. Fue así que nació la etiqueta #SiMeMatan, con la que otras mujeres empezaron a compartir datos personales con los que acusaban que la PGJ las victimizaría en caso de resultar también muertas.

Lamentablemente el mensaje de la PGJ no había quedado ahí, pues de inmediato diversos medios se apresuraron a replicar la información sin hacer una crítica a ésta. Grupo Fórmula, Quadratin, Reforma y hasta Proceso, replicaron la información que enjuiciaba a la ya fallecida mujer cuya culpa -desde luego- había sido su mala fama.

En una nota de El País, titulada «Seis Estados mexicanos reducen las penas por abortar ‘si la mujer no tiene mala fama’«, el mismo fenómeno se evidenciaba.

De acuerdo a la nota, 31 estados del país reducen penas a las mujeres que aborten siempre y cuando no sean objeto de una «mala fama». Por ejemplo, en el estado de Tamaulipas, a las mujeres que deciden abortar se les condena con cinco años de cárcel. La pena, sin embargo, puede ser sustituida con un tratamiento que «tendrá como objeto apoyar a las mujeres a superar los efectos causados como consecuencia del aborto provocado, así como reafirmar los valores humanos por la maternidad ayudando al fortalecimiento de la familia».

Días después, en otro muy desafortunado comentario, el diputado panista y presidente de la Comisión de Salud, Elías Octavio Íliguez Mejía, lanzó una iniciativa que buscaba «prevenir que los niños y jóvenes incurran en prácticas como tatuarse». La intención de la propuesta era que se evitaran tatuar, y así ir «distorsionando su conducta respecto al cuidado, respeto y aprecio por su aspecto físico”. En pocas palabras, evitarse al no tatuarse una «mala fama».

La iniciativa, que contó también con el apoyo de otra diputada panista (Claudia Sánchez Juárez), terminó por echarse para atrás después de la serie de comentarios negativos que se hicieron llegar por parte de la gente a través de redes sociales.

Espeluznante entonces que en un lapso tan corto, en un país que sigue siendo sacudido por la violencia de género entre otras-, proliferen con tanta facilidad prejuicios que no únicamente lastiman, sino que también hacen pensar que las autoridades están más preocupadas en zafarse de una responsabilidad que en realmente asumirla.

Una verdadera cultura, y educación sobre cómo evitar caer en este tipo de estereotipos, resultarían beneficiosos en general para nuestra comunidad.

Imágenes tomadas de los sitios de Aristegui Noticias y La Jornada.

IMG_5743Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.

 

 

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