Por Asfaltos.
La otra vez, viendo la tele, me encontré invadido -como todos ustedes comprenderán- por los fastidosos y poco creativos spots políticos. «¡Y los que faltan, mi Asfaltos!», me advertía con voz socarrona un viejo cuate que sí, tiene razón. 2018 es año electoral, y los spots son apenas uno de los muchos males que habremos de apechugar. «¡Ajo y agua, mi Asfaltos, ajo y agua…».
Seguramente han escuchado ustedes en muchas ocasiones aquella combinación extraña. ¿Ajo y agua? Pareciera que para muchos males es la mejor solución; y sí, no suena descabellado pues el ajo tiene una serie de características que lo hacen absolutamente saludable -solo no sean salvajes y se lo tomen así, qué tremendo aliento…-, además de que bueno, nada más sano que beber agua… ¿Pero juntos?
En realidad cuando alguien para cualquier mal recomienda «ajo y agua», sobre todo para una situación poco agradable, a lo que se refiere es a «ajo…derse y agua…ntarse». ¡Y vaya que en México tenemos una gran tradición de «jodernos y aguantarnos! Sobre todo en lo que respecta a nuestras infumables autoridades, del color que sean. Méndigos móndrigos…
Con picardía y mucho ingenio, la compositora, pianista y cantante mexicana de origen argentino, Liliana Felipe, nos regala una divertidísima canción en la que in crescendo nos lleva de la mano por una serie de males cuyo remedio es, evidentemente: el ajo. Bueno… más o menos, pues ya escucharán en la canción.
¿Que se vienen las elecciones de 2018? ¿Que tenemos que tragarnos la infumable propaganda política? ¡Ajo y agua! Ajo y agua…
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