La importancia de los soundtracks

Por Morelia Martínez Rodríguez.

«¿Koyaani… qué?», fue mi primera reacción cuando mi maestro de audiovisuales, Enrique Villegas, en la universidad nos dijo el título de la película («Koyaanisqatsi») que veríamos en la clase un lunes a las 8:00 horas, cuando aún varios no despertábamos del todo.

Con café en la mano y al leer en la sinopsis que no había guion, lo primero que pensé fue algo así como «¡qué demonios!», sin embargo para mi sorpresa se convirtió en una de mis películas favoritas, y con la que comprendí lo vital que es el soundtrack en una cinta, tanto que desde ese momento al ver alguna, lo primero que noto es eso: la música que lleva la película.

 

También a partir de ahí descubrí a Philip Glass, a quien jamás en la vida pensé ver en vivo, y ocurrió sorpresivamente durante el año 2013 cuando el artista fue invitado de honor en el prestigiado Festival Internacional de Música de Morelia (FMM) «Miguel Bernal Jiménez».

Una oportunidad única en la vida: ver al maestro ofrecer una conferencia magistral, así como tocar a dueto con artistas como Maki Namekawa y Alexandr Pashkov, y lo más increíble de todo, junto a Kronos Quartet interpretar la banda sonora de «Drácula» de Tod Browning, mientras que al fondo era sincronizada la película. Un sueño hecho realidad.

Lo que me daba escalofríos era pensar tener a tan solo unos metros de distancia a alguien que haya tenido contacto directo con David Bowie, ¡pfff!, eso hacía volar mi celebro.

 

A partir de «Koyaanisqatsi», la vida fue diferente, y me enamoré de los soundtracks y de artistas como Yann Tiersen, ¡otro genio!, entre obras más reconocidas se encuentran «Amélie» y «Good Bye, Lenin!». Además de grandes películas, las bandas sonoras son una verdadera exquisitez.

 

Pero lo más importante de esta enseñanza es que todos podemos tener nuestras propia banda sonora de vida, esos temas que son todo un clásico, una leyenda, aquellas que nos caracterizan, aquellas que nos hacen reír, llorar, sufrir, suspirar, aquellas que nos enamoran por siempre, que nos hacen sentir «mariposas en la panza», las que nos hacen bailar, aquellas que podemos repetir una y otra, y otra y otra vez; aquellas que tenemos que cantar cuando escuchamos el primer acorde…

 

Foto: Tamara.

Morelia Martínez Rodríguez. Me llamo como la ciudad donde vivo y resido, pero no nací aquí. Enamorada de la capital michoacana. Soy una devota de la música, todo gira en torno a ella. Escucho a Depeche Mode, Draco Rosa, The Beatles, Joaquín Sabina, Blur, el rock clásico y a Los Panchos principalmente; pero siempre abierta a las nuevas propuestas. Amo a mi familia y a mi perrito Mou de 12 años que siempre me acompaña en la travesía. Disfruto mucho de las películas y documentales de música. Trato de acudir a todos los conciertos que pueda, es lo mejor que puede existir.