La fragilidad de la mente es uno de los temas más fascinantes para quienes escriben o producen el género noir, en más de una ocasión como lectores o espectadores, nos enfrentamos al delirio que un detective o agente de policía enfrenta al lidiar con un caso que no parece tener salida.
Para quienes disfruten de este tipo de narrativas, la película «Sin dejar huella» («Fleuve noir») resulta redescubrir lo mejor que el sórdido mundo de las novelas de detectives nos pueden ofrecer.
Película que dirige Érick Zonca y se basa en la novela de Dror Mishani, «Sin dejar huella» nos presenta el caso de Dany Arnauld, un niño que desaparece sin aparentes motivos. El suceso conmociona a la comunidad y la paz de un entorno que todos creían seguro se esfuma de manera súbita. Es el trabajo del comandante François Visconti atar cabas y devolverle a sus padres la esperanza de encontrar a su hijo.
La película en sí, no presenta algo desconocido, sino más bien, una excelente disección de elementos clásicos de un filme noir. Alcoholismo, violencia, inestabilidad emocional, el retrato un hombre que ha renunciado a su vida para intentar salvar otras, de la manera en la que él lo entiende.
Con un matrimonio fallido y un hijo que él no puede querer, Visconti se compadece del drama al que se enfrenta la familia Arnould al perder a su hijo. Por otro lado, debe seguir pistas extrañas que pueden sugerir el motivo por la cual Dany se esfumó.
Visconti se mueve entre las pasiones más bajas del instinto humano, los deseos más intrínsecos y a veces desquiciados que una persona pueda tener, y al mismo tiempo, es él el encargado de mantener la paz en las calles y llevar justicia a quienes más la necesitan.
Entre las calles y los suburbios franceses vemos cómo se desenvuelve el caso, cómo todos los involucrados son personas tan débiles y vulnerables como el propio Visconti.
Si bien en «Sin dejar huella» no vemos nada nuevo en cuanto a una trama de misterio bien dirigida, lo que sí sobresale es la muy buena ejecución de las convenciones que una historia de detectives debe tener. Eso en sí, la hace un filme más que disfrutable y que mantiene al público al filo hasta el último minuto.
Sin duda, las actuaciones de Vincent Cassel como el comandante Visconti y Sandrine Kiberlain como Solagne, la madre de Dany, deben llamar la atención del público, puesto que la desesperación de ambos personajes por encontrar a Dany son los que conducen el ritmo del filme hasta confundir la realidad con la ficción.
«Sin dejar huella» se estrena en cines mañana viernes 25 de enero y es sin duda una película imperdible, que nos recuerda que a veces los héroes son tan oscuros como el mundo en el que se mueven, y el amor más puro, un sentir digno de cualquier villano.
Con información e imagen cortesía del Nueva Era Films.
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