La melancolía del Sr. Lazhar

Por Ana Escárcega.

El 13 de junio Canana presenta el estreno de Sr. Lazhar con pocas copias. Un filme canadiense del cineasta Philippe Falardeau con claras influencias de cine francés contemporáneo. Se trata de una película sumamente melancólica y llena de personajes adorables, empezando por el mismo Sr. Lazhar.

La melancolía del Sr. Lazhar.

La película toca múltiples temas: la muerte, el duelo colectivo, la violencia, el amor por los niños y el futuro. El señor Lazhar es un espacio en el que conviven todos estos sentimientos y hay cupo para unos niños traumatizados que terminan encantando al público.

Para el director de la película, la parte esencial de la misma se basaba en una crítica a los sistemas educativos occidentales modernos y el amor que pueden llegar a desarrollar los buenos maestros por su trabajo y su devoción a los niños; sin embargo, Falardeau asegura que en cada país en el que presenta su película, ésta es recibida de manera distinta.

Cuenta a manera de anécdota, por ejemplo, que en Japón el público se enfocó más en el tema del duelo colectivo, mientras que en México la focalización del filme parece radicar en el tema de la violencia.

¿Cómo es posible que una película logre esto? Es un fenómeno mayúsculo si tomamos en cuenta que la historia base de la película es bastante simple: una maestra de primaria se suicida en su salón de clases y un argelino llega a Montréal buscando la residencia permanente como refugiado político, luego del asesinato de su esposa e hijas. Estas muertes confluyen y resultan en la contratación del argelino como profesor sustituto en el colegio.

Lo que viene después es una crítica a los sistemas educativos que omiten los valores y el amor al trabajo, que tratan con frialdad a los niños como si se tratara de adultos pequeños. El señor Lazhar logra crear poco a poco un lazo con los niños luego de las pérdidas vividas por ambas partes, no sin recibir regaños al respecto, pero su dedicación funciona y juntos salen a flote.

Sr. Lazhar es una cinta sobre la dignidad, la fortaleza de espíritu y el amor; es una cinta en verdad conmovedora sin caer en lo cursi, la música de Martin Léon es una belleza y queda perfecta en cada escena. Una película altamente recomendable que les sacará algunas lágrimas pero también varias sonrisas.