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Por Asfaltos.
El monocordio es el nombre del instrumento de una sola cuerda con el que Dios afinó el universo, y también es el alter ego del músico, periodista y conductor de radio, Fernando Rivera Calderón. Iniciado en 2001 como parte de una serie de experiencias que -entre otras sorpresas- le entregaron la dicha de ser padre por primera vez; Monocordio es sin duda un proyecto que me genera nostalgia, pero sobre todo melancolía.
Tras el monocord10 (2002) que inició todo, le siguieron La hora del tiempo (2004), El primer rayo de Sol (2006), una reedición del m0n0c0rd10 con cuatro remixes (2007), La verdad es una mentira en los ojos de quien la mira (2008); y el más reciente El Diablo es el ego de Dios (2010). El grupo que lo conforman hoy Fernando Rivera Calderón, Martín Durán, María Emilia Martínez, Adrián López, Santiago Ortiz, Beto Obregón, Ángel Leal, y el Sr. González.
Así, con poco más de diez años de existencia y con el recuerdo aún fresco de ese pletórico concierto entregado en el Teatro de la Ciudad con motivo de esa primera década, aprovecho el cubrir a mi querida Janette Alle Tamer en su Miércoles nostálgico para presentarles cinco infaltables en la carrera de Monocordio; y por qué no, ya que esta sección se trata de nostalgia, mencionarles el porqué de haberlas elegido a ellas.
Escalera
La hora del tiempo (2004)
Probablemente fue 2006 cuando la escuché por vez primera. Las otras canciones en esta lista son melodías más tranquilas y melancólicas o romanticonas; en el caso de Escalera lo anterior no aplica del todo. Es probablemente la canción más energética de las que me gustan de Monocordio, con un solo de guitarra que me emociona sin ser éste el más vibrante, y un coro lleno de energía que no dudo en cantar con todas mis fuerzas. Inclusive me encanta ese poema que inserta en la canción; poema del que ya hemos hablado aquí en Reconoce MX.
Me haces existir
El primer rayo de Sol (2006)
Esta canción me hace recordar tanto a una mujer a la que quise tanto (sí, Asfaltos tiene su corazoncito). Sin embargo, hay recuerdos un poco encontrados, pues esta canción fue parte del último disco que le regalé, justo antes de una muy triste despedida. En fin, una vez intentamos cantar la canción, justo antes de que se fuera, justo antes de que nos despidiéramos… En fin, creo que es una de las mejores canciones para dedicar, y sin duda alguna una de las mejores letras de Monocordio. ¡Qué envidia escribir este tipo de canciones! Por cierto, ¿ya escucharon la versión que Carla Morrison le hizo a esta canción? Me quedo con la original, pero como sea, siempre será refrescante escuchar una versión con esa melodiosa voz.
Nada tiene color sin la luz del amor
El primer rayo de Sol (2006)
De El primer rayo de Sol me encanta esta canción. ¿Ya les dije que me encantan los colores? Bueno, si ya lo saben, al escuchar la canción entenderán muy bien el porqué de amar esta canción. Cursi, cursi hasta los dientes, pero no me importa… Una canción que juega con los colores que pareciera es lo único que vemos cuando estamos enamorados. Eso sí, y como canta el buen Fernando Rivera Calderón, al final nada tiene color sin la luz del amor.
Por cada vez
La verdad es una mentira en los ojos de quien la mira (2008)
De las cinco canciones que les presento, yo diría que ésta junto a Me haces existir, está en mi top 3. Me encanta ese inicio que me recuerda inevitablemente a la forma en la que inicia Wish you were here (muy probablemente Fernando pensó en lo mismo). Me encanta el mensaje de la canción, la melodía y hasta los coros incluídos; sin duda una de las bellezas del penúltimo disco de esta prolífica banda que por suerte no ha detenido sus esfuerzos por escribir y escribir muy buena música.
Ola
El Diablo es el ego de Dios (2010)
Probablemente el último disco de Monocordio es el más flojo de todos, pero bueno, aún en él me encuentro con una de mis cinco canciones favoritas de la banda. Vaya, creo que ha sido una de las últimas canciones que me han acompañado en estos días, y sin duda un himno para levantarse y seguir aferrado a los sueños y ambiciones. Me encanta esta canción, sin duda una melodía que da cuenta de cómo Monocordio tiene uno de sus más grandes activos en algo que a veces todos olvidamos: los propios sentimientos para plasmar lo que hacemos con el corazón.
Enrique Figueroa Anaya
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