«El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente. Eran las últimas personas que se esperaría encontrar relacionadas con algo extraño o misterioso, porque no estaban para tales tonterías.» Es de este modo que, en 1997, inició una aventura tanto en las páginas de libros como en las pantallas del cine.
Si alguna vez se pensó que la fantasía mágica había pasado de moda, estaban muy equivocados. J.K. Rowling llegó para regalarnos un mundo lleno de sorpresas y personajes que, sin importar nuestra edad, llevamos en el corazón. Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger se volvieron nuestros héroes que seguimos en 7 libros y 8 películas por más de 10 años. Nunca podía faltar la espera por un nuevo libro o la nueva película. Los actores, las historias y los hechizos nos cautivaron, pero si hay algo que se volvió parte definitiva del éxito de las películas; es la música.
John Williams compuso temas tan memorables como lo es «Hedwig’s Theme», que se convirtió en el tema oficial y con el que siempre relacionamos a nuestro mago favorito. Por ello, la música es parte elemental de la saga, de modo que podemos contar siempre con una orquesta filarmónica para regresarnos a la nostalgia.
El pasado 9 de junio el Auditorio Nacional abrió sus puertas para llenarse de magia y ofrecerle a nuestros oídos la música de la película que lo comenzó todo: «Harry Potter y la Piedra Filosofal». En esta ocasión no sólo pudimos contar con la música en vivo, sino también con la proyección de la película. De este modo pudimos vivir una experiencia nueva.
El director de orquesta entró listo para transportarnos a Hogwarts, no sin antes crear un debate preguntándole al mundo qué casa es mejor: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw o Slytherin.
El público se unía a gritos de emoción en cada evento relevante de la película: la entrada de Hagrid, la presentación tanto de Ron como Hermione, la enemistad entre Malfoy y Potter, el sorteo de casas, el Wingardium Leviosa de Hermione, el partido de Quidditch y, por supuesto, el triunfo de Gryffindor ante Slytherin en el premio de puntos (a lo que los de Slytherin no pudieron contenerse a gritar voto por voto).
No sólo la orquesta nos acompañó en cada momento clave de la aventura, pero también nos mantuvo desde el inicio (con el logo de Warner Brothers) hasta el mismísimo final de los créditos, satisfaciendo nuestros oídos al 100%.
El público se unió a celebrar en aplausos el éxito de la música ofrecida por la orquesta, dejándonos a todos los fans deseosos de escuchar y revivir el resto de las películas de niños vivimos.
Nos quedó claro que aunque uno siempre puede tomar el DVD de la película para regresar 10 años de edad, nunca se puede descartar que la música en vivo nos ofrece otro tipo de experiencia que sólo en pocas ocasiones podemos tomar. Son estos eventos que nos confirman que la magia realmente existe.
Imágenes cortesía de The Guajiro Dreams.
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