Por Asfaltos.
La mañana del sábado pasado amanecimos con una noticia dolorosa para los amantes de la cultura pop. Si bien vivió una vida más que plena e igual murió a sus ya muy avanzados 88 años de edad, siempre duele despedirse de un ídolo de la infancia; sí me refiero precisamente a Adam West, quien dio vida a Batman en la serie de televisión «Batman» (1966-1968) y en la subsecuente película «Batman: The movie» (1966).
Desde la primer aparición de Batman en el «Detective Comics N.º 27» (mayo de 1939), es cierto que cada generación que ha ido surgiendo mantiene un Batman con el cual identificarse, el cual hacer suyo. Mi generación, quienes nacimos a finales de los 80, hicimos indudablemente al Batman de «Batman: The Animated Series» (1992-1995) como el nuestro. Sí, también entraba el Batman de Tim Burton, a quien recuerdo sobre todo por su aparición en «Batman Returns» (1992).
Para mis papás, nacidos entre finales de los 50 e inicios de los 60, solo había un Batman: el Batman interpretado por Adam West. Con un carácter cómico, dirigido principalmente a un público infantil, «Batman» se emitió en televisión entre 1966 y 1968 con un total de 120 episodios distribuidos en tres temporadas. Adam West era Batman y desde luego también era Bruce Wayne, mientras que Burt Ward era Robin y Dick Grayson (o Ricardo Tapia), Alan Napier era Alfred (rescatado, por cierto, de la muerte sufrida en los cómics), Stafford Repp el Jefe O’Hara y Neil Hamilton el Comisionado Fierro… sí, en el doblaje mexicano era Fierro.
Cuenta la leyenda que la historia de aquel Batman de 1966 inició tiempo antes cuando el ejecutivo de ABC, Doug Cramer, se topó en el Chicago Playboy Club con una fiesta donde se proyectaban viejos seriales del encapotado que eran celebrados por los asistentes, incluidas desde luego las conejitas de Playboy. La experiencia para Cramer fue tan memorable, que de inmediato les hizo saber a sus conocidos en el trabajo lo alucinante que lo anterior le había resultado. William Dozier, de Greenway Productions, estabe entre ellos.
El productor de William Dozier, quien era ya un fanático de los cómics, de inmediato puso manos a la obra para definir el camino de un Batman que deseaba se alejara un poco de la seriedad que tenía en mente plasmar la cadena ABC para su regreso a la televisión. Así, tras definir que el rumbo de este nuevo Batman sería distinto, se pasó al siguiente problema: ¿quién lo interpretaría?
Inicialmente se había pensado en Ty Hardin, quien había sido protagonista del western televisivo de la misma cadena, «Bronco» (1959-1960); sin embargo éste rechazó la oportunidad -y la fama- por encontrarse ocupado filmando cintas en Europa. Fue así que a raíz de un comercial de la Nestlé, a William Dozier se le apareció el Capitán Quick, una suerte de parodia de James Bond interpretado por el mismísimo Adam West. El resto es historia.
La historia de la serie televisiva de «Batman» en los 60 guarda diversas curiosidades, empezando por su variopinta galería de villanos interpretados por actores diversos como Frank Gorshin quien se enfundaría en el disfraz del Acertijo; César Romero como Guasón; Burgess Meredith (el mismísimo Mickey de «Rocky») como Pingüino; Julie Newmar como Gatúbela; Victor Buono como Rey Tut; y desde luego el mismísimo Vicent Price como Cabeza de Huevo, entre otros.
Además se recuerda con cariño que cada episodio se dividía en dos partes, dejando el final de la primera con una serie de dudas que ponían a prueba la fe en nuestros héroes –Batman y Robin– sobre si sortearían o no el dilema en cuestión (misma duda que se nos invitaba a resolver «a la misma bati-hora, por el mismo bati-canal»); los clásicos ascensos en cuerda por los edificios donde aprovecharían a saludar a estrellas como Jerry Lewis, Frank Sinatra y hasta el mismísimo Largo de «The Addams Family», entre otros; las clásicas onomatopeyas de cómic que se volvieron un distintivo de la serie hasta hoy parodiado; el bati-spray repelente para tiburones de la película; el famoso bigotazo de César Romero por debajo del maquillaje por no quererse afeitar; la aparición del baticóptero, la batimoto, la batilancha ¡y hasta la alfcicleta!; y sí, el teléfono rojo que comunicaba al Comisionado Fierro con los superhéroes, entre otras delicias.
El éxito de aquella serie televisiva fue rotundo en un par de años, tanto que de hecho los cómics de la época se vieron influenciados por ésta; sin embargo, como todo, nada es para siempre. Era el inicio de la tercera temporada, y tanto Julie Newmar como Frank Gorshin abandonarían el programa. Los capítulos se reducirían a uno y en un intento por mantener a flote el barco se introduciría a Batgirl, quien haría su debut como la hija del Comisionado Gordon en el mundo de Batman. Sin embargo la serie caería y así el éxito de uno de los programas de televisión más influyentes de su tiempo.
Años después, cuando yo me topé con aquel Batman, he de confesarles que me parecía de auténtica pena; y es que para mí, aún en la infancia, Batman era un personaje oscuro, lleno de dolor y con su disfraz como loza. Curioso que en aquel mismo Batman de mi tiempo me regaló una revelación que hoy retumba con fuerza natural.
En el episodio «Beware the Gray Ghost», número 18 de «Batman: The Animated Series», se involucró nada mas y nada menos que a Adam West como la voz de Simon Trent, quien en el episodio es el actor que da vida al personaje de televisión Gray Ghost -una suerte de Batman-. La trama nos cuenta cómo Batman acude a su héroe de la infancia -Grey Ghost– para resolver un crimen que involucra a la serie animada de la que él era fanático de chico; sin embargo, Trent, alejado por el dolor de que aquel personaje que le dio fama le persiguió de por vida, rechaza apoyarle. Sin alargar más esto, y buscando se animen a revivir el episodio, a través de Bruce Wayne/Batman entendí finalmente el valor del papel de Adam West: la ilusión de aquellos niños que le vieron, y las ilusiones que a la vez fueron impulsadas.
Aventurado sería afirmar que gracias al Batman de Adam West el caballero oscuro no tendría el éxito con el que goza hoy día; sin embargo, por la fama que le dio y los millones de niños a los que entretuvo e ilusionó, no sería sin duda muy desacertado decir que en efecto aquello en realidad sucedió.
¡Larga vida siempre, Adam West! ¡Eternos siempres tú y tu Batman!
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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