Residente y su ADN en el Palacio de los Deportes

Texto por Eduardo Meléndez.
Fotos por Jesús Ortega.

Han pasado ya 14 años desde la primera vez que René Pérez Joglar, conocido como Residente, se presentó en la escena musical; y tres años desde que comenzó con su proyecto “solista” con el mismo nombre, después de separarse del ya consolidado Calle 13. Así es como volvió a Ciudad de México una vez más el pasado 19 de octubre.

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Antes de que el Palacio de los Deportes viera estallar el escenario con la internacional banda que formó René, hizo los honores Kase.O, rapero español, que más que presentarse como como un abridor, fue recibido como un viejo conocido, incluso como alguien a quien se le espero con muchas ansias por el público.

Javier Ibarra (Kase.O) tomó el escenario sin más, la gente lo esperó, lo coreó y acompañó a través de sus canciones, que son profundas, que buscan igualdad, que hacen resaltar lo dulce y erótico que puede ser el desear a una dama para poner su «Mitad y mitad». El que perteneciera a Violadores del Cerso durante 8 años, habló con el público e hizo notar lo valioso e importante que es un «no», por parte de una chica, y más aún lo importante que somos ambas partes en el trato día a día para ser mejores individuos.

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Nos mostró que él aún viene “Repartiendo arte”, y nos presentó lo difícil que puede ser la vida, remarcó que siempre se seguir avanzando poniendo en el ambiente más de su música como “Basureta (Tiempos raros)” o “Esto no para” con la cual cerró su set con mucho cariño por este país, abriendo puertas para Residente. Si no has escuchado antes a Kase.O, es una recomendación completa por el rap y el hip hop que ha experimentado con ritmos como el jazz.

A pesar de ya haberse presentado con su proyecto en dos escenarios importantes anteriormente (Vive Latino y Auditorio Nacional), René no se detiene; la banda que le acompañaba apareció y entre un solo grandioso de batería que sería acompañado de una fina y rockera guitarra, se abrió paso Residente para comenzar explotando el escenario de una forma “Anormal” con sonidos impulsados por su ADN.

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Desde sus inicios Residente marcó pauta con música que busca que te muevas y que contenga un mensaje, por ello en su segundo escalón sonó “El baile de los pobres” y enseguida la energía formó “El Aguante” necesario para lo que representa un show con éxitos de René; desde Calle 13 hasta ahora, aunque en la sensación, son distintas posturas, incluso a veces las canciones se mejoraron a sí mismas en vivo, a veces hasta más intensas entre distorsión y solos que el mismo Residente aplaude a sus talentosos músicos.

Una introducción de teclado anuncia este “Desencuentro” y con una reiterada crítica hacia el rumbo que ha tomado la industria musical, pasamos a “Calma pueblo”. Sin dejar de ser puntual con el actual acontecimiento de los inmigrantes que van camino “Pa’l norte”, Residente hizo notar su pensamiento de tratar a las personas como lo que son y como uno quisiera ser tratado estando en otra nación.

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Dejó así que las “Dagombas en tamale” llegaran posteriormente a recordarnos que todos venimos de África; aunque seas muy blanco, aunque seas Trump, hasta él tiene a África en sus venas.

Dentro de la crítica social, política e incluso musical que hizo dentro de los diversos géneros, se escucha “Adentro” que va para los «raperitos maleantosos», para recordarles que hay cosas más importantes de las cuales hablar, en vez de seguir reproduciendo balas.

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Había que subir el ritmo de nuevo y por ello suena “Atrévete”, quizá una de sus canciones más famosas y la que de forma implacable puso a bailar y cantar a toda la pista del Palacio, en una versión que incluso perece que quería colarse con tintes de rock.

Volviendo a la travesía que fue llevada por su ADN, compuso distintas canciones conforme a lo que veía, con un mensaje importante al respecto; comenzaron así a sonar “Guerra”, con lo fría y voraz que es la palabra en sí y que nos recuerda que la única manera de que ella pierda es hablando y deseándolo.

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Se subía el volumen de nuevo y se dejaba escuchar “Fiesta de locos” para sacudirnos, y ya estando con toda la energía a tope, aprovechó la unión generada para entonar “Latinoamérica”, una columna vertebral con versos de cada país, con el objeto de mostrar que América no solo es el norte, no solo es Estados Unidos de América.

Sin previo aviso un ukulele de ritmo conocido puso a gritar a las masas, siendo quizá esta la canción más coreada de toda noche: “Muerte en Hawaii” resonó la cúpula y el mismo René dejó que el público se le cantara para cerrar previo al encore.

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En la mayoría de las ocasiones que un artista o banda vuelve al escenario llamado por su gente, se ejecutan 3 canciones, pero al parecer para Residente no hay preocupación más que la de seguir compartiendo con sus fans lo que representa su pasión; así es como arrancó con “Sexo” que de forma notable calentó motores de nuevo para darle “La vuelta al mundo”.

Desde Marruecos hizo un llamado con “El futuro es nuestro”, pasando así por otro de sus grandes éxitos “No hay nadie como tú”. Ya tomando en cuenta que se había rebasado el tope alcanzado anteriormente, decidió sacar un último trago de la cabeza, si es que de esa forma se le podía llamar a esta “Fiesta de locos” armada en el Palacio de los Deportes.

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Fue un show muy redondo en el que cabe destacar qye quizá los visuales no han cambiado mucho. Con un solo disco como solista, el mismo Residente no ha cambiado tampoco. Quizá esa es la fórmula del éxito, que se mantiene con sus criterios y posturas, con un paso consolidado en el escenario y consciente de que su ADN que lo trajo hasta aquí, no cambiará y no pretende cambiarlo. La presencia de Residente sigue siendo un show en el que se disfruta cada instante, mensaje o canción; show que si es de tu gusto, se agradece poder presenciar.