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Otro de cronopios y de famas, en vísperas de la natividad

Columnistainvitado

Por Sandyluz.

Henos aquí, reunidos, en una misma mesa y en una misma celebración: la Navidad, que significa “nacimiento”. Un aquí y un ahora. Un punto de reunión y un momento preciso. Y es aquí, durante Navidad, cuando, ante un manjar, servido con manteles largos, nos homologamos para compartir, sin importar credos, ni diferencias, incluso cuando estén en boga los conceptos “multiculturalismo” y “heterogeneidad”. Somos, finalmente, el mismo modelo de homosapiens. Y bajo esta óptica, traigo a colación otra minificción del libro «Historias de cronopios y famas» de Julio Cortázar: “El almuerzo”, historia cortísima (de unas veinte líneas), pero con una propuesta discursiva irónica y sustanciosa, por ahí debajo del mantel. Sin duda, la mordacidad -dentro de historias de apariencia azucarada e inocente- se le da muy bien a Cortázar, cuando inmiscuye asuntos jocosos sobre nuestros roles sociales. Y eso que el creador de los cronopios apenas propone la hora “del almuerzo”. ¿Qué esperar entonces, si abarcase “el plato fuerte”?

En la introducción del relato, cuenta el narrador que un cronopio supo mediar entre personajes dispares y personalidades contrastantes: “(…) un cronopio llegó a establecer un termómetro de vidas. Algo entre termómetro y topómetro, entre fichero y currículum vitae” (Cortázar, 2015: p. 137). Ya con ello se plantea el conflicto de la historia: el sentar en una misma mesa a personajes tan peculiares, tan diversos. En el desarrollo del relato, sucede la reunión; aquí aflora la forma de vivir una reunión de un cronopio, un fama, una esperanza y un profesor de lenguas (¿no acaso así, igualito, durante una típica cena de Navidad?). La perspicacia del autor se hace presente, cuando a cada personaje, o subtipo, le cuelga una etiqueta, mediante crear una palabra compuesta (un prefijo más un lexema, en este caso); de modo que al fama lo denomina infra-vida, a la esperanza para-vida, al profesor de lenguas inter-vida, y al cronopio súper-vida. ¿Alguna vez te ha dado por inventar una palabra, simplemente por juego, o apelando a la fórmula del error feliz, patentada por Gianni Rodari, en su «Gramática de la fantasía»? El resultado es poético y a la vez distópico; se genera per se una fina ironía, que ya aventura la inevitable comparación caricaturesca entre los personajes generados y los reales, extraídos de nuestro modelo social contemporáneo. La crítica contextual queda inferida, o sea, bajo la tutela del sagaz lector.

Así, por medio de la ilusión de crear a personajes de fantasía, Cortázar termina haciendo burla de cómo nuestras diferencias pueden guiarnos hacia la condena, dentro del temido estereotipo; y esto con justa razón, pues obramos acorde a los usos y costumbres de nuestra educación, de nuestro estrato social. En el momento clímax del relato (que coincide con un desenlace de “puntos suspensivos” o de espacio vacío) el autor menciona que, mientras cada personaje comía tan “a su manera”, “en la mesa quedaban solamente pedacitos sueltos de la muerte” (Cortázar, 2015: p. 137). Desde mi punto de vista, este final triunfal sugiere la moraleja de que al final de día todos somos iguales y llegamos al mismo destino (sin importar diferencias, ni costumbres): la muerte; también, me parece que alude magistralmente al devenir de las cosas del mundo, por ende de los seres vivos, pues resulta cáustico que, en el ejercicio de degustar y digerir, estemos de todas maneras descontando tiempo y yendo un poquito y más y más hacia la muerte. Reunirnos, comer y vivir, irremediablemente nos lleva a la soledad del punto final, o sea, el inevitable morir.

Ya, por último, tengo que decirles que esta minificción es desafiante, pues te atarearás leyendo y releyendo, para atinar quién hace qué, durante el almuerzo. La otra pregunta que cruza por mi mente es: en este practicar la biodiversidad, ¿quién de los personajes serías tú, sentado a la mesa, a la hora del almuerzo, comportándote de qué forma? Así, mientras Cortázar nos regala otra estampa crítica de nuestra sociedad contemporánea, todavía tan llena de clichés y personajes estereotipo, yo los imagino a ustedes, intentando ser ustedes mismos y gozando de un almuerzo, o de una cena; en todo caso, de una feliz Navidad.

Referencias:

Cortázar, Julio. Cuentos completos 2. México: Penguin Random House. 2015.
Rodari, Gianni. Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias. Italia: Edizione E.Elle, 1993.

IMG_5743Sandyluz. “Detrás de la pluma…” Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…

 

 

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