Por Asfaltos.
Ciudad de México nunca deja de sorprender. El fin de semana pasado para quienes vivimos en esta ciudad capital, fue muy evidente el olor a quemado en varios puntos. Yo pasé la noche del sábado por la Condesa, y no pude negar el olor inusual que percibía con mi olfato. «Ya ni qué pensar sobre lo que estoy metiéndome a los pulmones», pensé.
El gobierno de la capital mexicana debería plantearse medidas más drásticas no solo para solucionar la contingencia actual, sino para las que vienen. Ya muchos años de respirar mugre deberían ser tomados con seriedad. Incentivar el uso del transporte público por encima del privado debería ser una de esas acciones, pero claro… un buen transporte público, porque andar sufriendo, para qué.
En los días pasados el Metro capitalino ha mostrado algunas de sus muchas deficiencias. Una de ellas es sin duda su capacidad. Sí, es cierto, cada vez somos más chingos de personas, pero también, el transporte público ha sido rebasado y su capacidad resulta insuficiente. Las imágenes de gente tropezando en las escaleras eléctricas -esas que yo recomendaría a quienes pueden, no usar-, son tan solo algunas de las muchas pruebas de que ya simplemente no cabemos.
En los años 90 Lola y Pancho Contreras de la versión mexicana de «Plaza Sésamo» nos invitaban a usar el Metro. Todas las muchas bondades del sistema de transporte público eran descritas en forma de canción para el público infantil. Sin embargo, ese público infantil ha crecido, y sí, la población también. ¿Qué dirían los dos simpáticos muppets de la reedición que se ha hecho de su canción con las imágenes actuales? Estarían horrorizados, ¡¿qué no?!
Foto: Luis Felipe Herrera.
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