La pornografía: La fantasía de los hombres

Por Andrea Karan.

¿Quién no ha visto pornografía? Estos días, creo que casi nadie. La pornografía está al alcance de un click, en los puestos de periódicos, colgada en los talleres mecánicos, a cualquier hora del día, a la vista de niños, hombres, y mujeres. Se puede tener acceso a la misma sin tener que comprarla y es una industria que crea estrellas y genera millones de dólares al año.

La pornografía: La fantasía de los hombres.

Después de conducir algunas entrevistas entre algunos amigos y conocidos, descubrí que de mi pequeña muestra, todos los hombres a los que entrevisté descubrieron la sexualidad, o el sexo, a través de una revista o película pornográfica. Esto, les puede generar una concepción equivocada sobre la sexualidad, y de ahí crear problemas serios como el hecho de que muchos hombres llegan, anotan, y se retiran sin darse cuenta si en el proceso su pareja también disfrutó y logró un orgasmo.

Analicemos un poco el arquetipo de mujer que refleja la pornografía: una mujer con atributos físicos despampanantes, tiene pechos enormes, caderas redondeadas, un firme derriére, ni un vello en ninguna parte especialmente en los genitales, y está dispuesta a hacer las más atrevidas e irreverentes posturas o actividades sexuales que puedan existir. Grita como si cada leve movimiento de su compañero le excitara de sobremanera, y su lenguaje puede abarcar una amplia gama desde palabras cariñosas hasta groserías “sucias”. Contrastándolo con la realidad, ¿cuántos hombres han tenido una mujer así en su cama? Muy pocos, o casi nadie diría yo, y no es porque una mujer así pertenezca a “las grandes ligas” sino porque, básicamente, no existen.

Cualquier mujer que se comporte de esta forma en la cama estaría actuando  de manera exagerada la situación y luciéndose como un personaje ficticio, ya que difícilmente estaría experimentando placer verdaderamente. Cuando los hombres comienzan a tener una vida sexual activa y descubren que la realidad dista mucho de lo que hayan visto en cualquier película, algunos entienden que no podrán darle el mismo trato que ven en pantalla a la mujer que tienen enfrente. Algunos otros intentan repetir lo que han visto en las películas y revistas, para ver si de esa forma lo que están haciendo se parece en algo a lo que ya conocen.

Una observación es que en este tipo de materiales audiovisuales casi nunca vemos que entre las personas que se desarrolla la actividad sexual existan besos o alguna otra forma de demostrarse cariño. Ahí está la diferencia, ya que la pornografía es un entretenimiento que refleja el puro acto carnal, el sexo por el placer de hacerlo. Debemos considerar que si bien las personas están en todo su derecho de ejercer su libertad sexual y tener encuentros casuales, no están en el derecho de utilizar a nadie como un objeto sexual, sea hombre o mujer.

En una pareja, el uso de la pornografía debe ser discutido profundamente, ya que puede llegar a dañar la esencia de la relación sexual entre dos personas que están juntas, ya que en principio se supone que lo haríamos por una expresión de amor y necesidad de cercanía con la otra persona, y no para satisfacer un mero instinto carnal.

Nos leemos pronto.