Texto y fotos por Alejandro Glatt.
El abrumador frío que se ha vivido en la ultima semana en la Ciudad de México fue absolutamente olvidado por unas cuantas horas; unos cuantos momentos en los que la hora, el clima y la distancia fueron ignorados, una noche en la que más de 7,000 almas nos reunimos en el Pepsi Center WTC con un solo propósito en común: sacudir cabelleras y caderas hasta no poder más. Saltamos, bailamos, gritamos y cantamos hasta quedarnos afónicos; unimos fuerzas y energías para celebrar. La noche fue para homenajear a uno de los grandes de nuestro siglo, a una escuadra conocida por las malas lenguas como los responsables de ofrecer «la mejor fiesta del planeta»; así es amigos, me refiero a Diplo, Jillionaire, y Walshy Fire, mejor conocidos por las juventudes mundiales como Major Lazer.
La celebración comenzó en punto de las 22:00 horas, con los poderosos y guapachosos ritmos de Toy Selectah quien, como ya es de saberse, es capaz de transportar a todo un recinto a una época colonial en la que uno no debe de pensar en nada si no más bien en dejar ir el cuerpo con cada beat electrocumbiero que solo este talentoso DJ mexicano sabe hacer sonar.
En los últimos latidos del telonero, él y el recinto entero comenzaron a aclamar a gritos la aparición del acto por el que todos nos encontrábamos reunidos bajo el mismo techo. No pasaron muchos instantes para que las luces se extinguieran y al centro del escenario, iluminados con tres intensas luces ultravioleta y portando con orgullo la camisa de la selección mexicana, aparecieran los 3 patriarcas del electro raggae/bubstep para romper en llanto y grito a los fans de hueso colorado.
«!!¿¿Qué pedo México??!!», fueron las palabras que salieron de la boca de Diplo, y a continuación el mundo se volcó. Las rolas de su más reciente álbum, “Peace is the mission”, sonaron a todo decibel y prendieron a las masas como pocas veces lo he vivido en mi corta vida.
Las pantallas proyectaban color y mucho movimiento; plantas, banderas, traseros e intensos colores, principalmente el verde amarillo y rojo, representantes del Movimiento Rastafari, se llegaban a apreciar mientras a la par las tres bailarinas con largas y sensuales trenzas -las cuales viajan alrededor del globo con la agrupación- sacudían caderas sin cuidado alguno, para así destapar el tremendo furor en los miles de jóvenes asistentes.
Llegó el momento en el que los beats de la canción por la cual la agrupación catapultó su éxito fueron sonados, los primeros acordes de “Jah no partial”, y una humilde requisición por parte de Walshy Fire a su adorado público: “Sáquense esas camisetas y pónganlas al aire”. Y así lo hicimos; hombres, mujeres, chicos y chicas, removimos prendas de nuestros cuerpos para juntos sacudirlas en el aire mientras gotas de sudor volaban y nos mojaban sin medida alguna.
El descontrol no paró y la velada era cada vez más electrificante. “Lean on”, la rola con más reproducciones en 2015, comenzó y separó los pies del concreto de todos a la vez. Humo, lásers y constante pirotecnia liberaron las entrañas y costillas de un exquisito y fiel público.
El show con mayor asistencia durante el actual tour #PeaceIsTheMission, y con un sold out absoluto desde una semana antes del evento, finalizó dejando los músculos hinchados de tanto baile y con nada más que ganas de todos por tener la oportunidad de vivir por una ocasión más en la vida una mágica, prendida e irradiante noche de descontrol a cargo de nuestros ídolos, Major Lazer.
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