Por Sandyluz.
Últimos momentos del año que agoniza; en mi memoria, un disco de los Red Hot Chilli Peppers, «Californication» (1999), el cual inauguraría una nueva década y haría inolvidable una canción: «Otherside»: «I heard your voice through a photograph/ I thought it up and brought up the past/ Once you’ve gone you can never go back/ I’ve got to take it on the other side». Y el 2016 no pasó tan «a la ligera», ya que dejó en su haber varias películas y series televisivas de gran contenido. Una de ellas, «Stranger Things», estrenada en EE.UU. el 15 de julio del ya concluido año, con una primera temporada de ocho episodios realmente bien estructurados. ¿El tema?, muy ad hoc con la canción «Otherside», la posibilidad de un mundo paralelo, con la oscuridad y aspectos tenebrosos que presupone, simplemente por ser el contraste de nuestra realidad plausible; simplemente por ser ese «otro lado» o irrealidad, donde no hay cabida para los rigores y normas que los mismos humanos nos imponemos, intentando sentirnos sanos y salvos.
Capítulo uno. La premisa básica de la serie y enseguida el conflicto, tanto del capítulo, como del resto de la temporada: Cuatro chicos preadolescentes llevan horas disputándose el triunfo de su juego de roles; se ha hecho de noche y deben abandonar su mundo fantástico, para regresar a la realidad. En un barrio «clasemediero» de Indiana, en los años 80, Will debe atravesar en su bicicleta el sinuoso bosque para llegar a casa; al llegar, se percata de que no hay nadie en casa, bueno, objeción, nadie humano, pues percibe una presencia alienígena aterradora, con la cual Will se confronta en la covacha; termina siendo abducido; sí, Will es transportado a «the other side», siendo éste el conflicto que marcará el derrotero de la trama y del resto de los personajes.
Hablar de la ambientación nos evoca irresistiblemente a las películas y series icónicas de los años 80 como: «E.T.», «The Twilight Zone», «Stand By Me», «Dungeons and Dragons». «Stranger Things» nos hará recordar momentos precisos de estas narraciones que perdurarán, en el consciente colectivo de toda una generación. Ya lo dijo vía Twitter el mismísimo Stephen King, creador de «The Body» -novela que inspiró el filme «Stand Ny Me»: «Watching ‘Stranger Things’ is watching Steve King’s Greatest Hits. I mean that in a good way«. Hay una secuencia donde los niños huyen en sus bicicletas, en compañía del personaje extraño y asediado (una niña con habilidades telequinésicas, quien ha sido despojada de su vida y libertad, para ser tratada como mera curiosidad científica); casi se antoja que las bicicletas empezarán a elevarse en los aires, como sucedió en «E.T.», cuando Elliot, transportaba al carismático alienígena, para ponerlo a salvo de los descorazonados científicos. ¡La música es otro rollo! El acentuado uso de sintetizadores en los efectos especiales y para sazonar las acciones del drama, nos harán recordar cómo se experimentaba el terror y el suspenso dentro de «Robocop», «Terminator» y la inolvidable «Alien». Sin duda, éste es un gran acierto, por parte de los hermanos Matt y Ross Duffer (directores de la serie).
En las actuaciones, la emblemática participación de Winona Ryder, a quien recordamos como conflictiva adolescente en películas como «Beetlejuice» (1988) e «Interrupted Girl» (1999), no sólo promete, cumple. Aquí, encarna a la agobiada madre de Will, quien lucha contra toda lógica, para encontrar a su hijo desaparecido. Cabe decir que esta serie de Netflix está atinadamente fincada en sus personajes; cada uno de ellos (los niños, los adolescentes, el sheriff y los padres), con una psicología cabalmente desarrollada, logran ser percibidos de carne y hueso. El espectador jamás adivina cuál será el paso siguiente de cada uno ellos, pues además de impredecibles, son apasionados y saben transmitir la incertidumbre sobre cómo confrontar su día siguiente. Destacada la actuación de los niños: Milly Bobbie Brown (Eleven), Finn Wolfhard (Mike) y Gaten Matarazzo (Dustin); entre los adolescentes: Natalia Dyer (Nancy) y Charlie Heaton (Jonathan); son tan humanos, que al espectador le costará trabajo identificar qué empatía o antipatía experimenta por cada uno de ellos.
Así, muy en el tono nostálgico y con la carga de adrenalina que sólo la ciencia ficción puede provocar, «Stranger Things», ofrece una primera temporada redondita, que genera el suficiente interés para querer ver, con prontitud, el capítulo siguiente ¡y la segunda temporada (ojalá), ahora, en el 2017! En esta ocasión, Netflix verdaderamente aventajó a su competencia televisiva, dejándonos una de las mejores memorias del 2016, con esta serie tan bien lograda. Antonio Machado decía que «después de la verdad, nada hay tan bello como la ficción» y «Stranger Things» es una combinación de ambas cosas.
Sandyluz. «Detrás de la pluma…» Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…
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