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14° #FICJM: Las dos Jerusalén

Por Asfaltos.

Ayer martes 17 de enero se inauguró el 14° Festival Internacional de Cine Judío en México, encuentro cultural que año con año nos trae propuestas no solo del interés de la comunidad judía, sino en general para los espectadores mexicanos. La cinta inaugural fue «Las dos Jerusalén» de Erez Miller y Henrique Cymerman, para cuya presentación se contó con el músico israelí de folk y rock David Broza, uno de los protagonistas de esta conmovedora historia.

¿Para qué sirve el arte? ¿Cuál es la utilidad de la música? Desde luego que existen diversas respuestas que caben de manera muy adecuada para tan amplias preguntas; siendo una de ellas la que representa precisamente «Las dos Jerusalén», en la que se nos muestra la creación musical como un puente entre dos culturas que parecieran irreconciliables. En una ciudad dividida en dos, en disputa, israelís y palestinos viven muy cerca los unos a los otros sin realmente conocerse y sin muchas ganas por querer hacerlo.

Nos encontramos en Jerusalén, en plena fiesta israelí del Día de Jerusalén, cuando se conmemora la reunificación de Jerusalén y el establecimiento del control israelí sobre la Ciudad Vieja tras los acontecimientos de la Guerra de los Seis Días de junio del ’67. Por un lado el ya mencionado cantautor israelí David Broza, por el otro el cinematógrafo palestino Issa Freij. Ambos, sobre la casa familiar de Freij, discuten sobre la identidad cultural mientras se escuchan consignas de ambas partes a lo lejos como fondo. Las diferencias iniciales encuentran un puente en común que inicia la conversación.

La música y el cine, entre otras artes existentes, han probado de manera muy afortunada que son fundamentales para lograr conciliar pueblos y culturas. Así lo deja en evidencia «Las dos Jerusalén», un trabajo absolutamente conmovedor que atrapa de principio a fin al espectador que se permite ponerle la atención debida. Si bien en el conflicto entre israelís y palestinos las claves para una futura conciliación resultan imposibles, a través de este estupendo trabajo se nos permite ver que en realidad es muy posible si de alguna manera se empieza por una comunicación clara y unas ganas sinceras por comprender y entender.

El reto planteado para «Las dos Jerusalén» no parece sencillo, o inclusive posible; se trata de grabar en 8 días un álbum entre ambos representantes de las partes en conlficto, en un estudio del lado palestino de Jerusalén. Con colaboraciones que no tenían precedentes, en un tiempo récord y una visión muy clara de lo que se buscaba, la aventura musical que detonó en enero de 2013 nos es presentada con tremenda maestría. La cinta atrapa la atención de inmediato por la sinceridad y el corazón vertidos en un proyecto que no deja de deslumbrar a los involucrados. El resultado va tomando forma y emociona porque termina siendo más realizable de lo que se pensaba.

Entre las colaboraciones del álbum de Broza se encuentra la árabe-israelí y cristiana Mira Awad, quizá la más sorprendida de todos los involucrados. Con un pasado difícil por la mezcla poco común de sus raíces, tal como la misma Jerusalén que es sagrada para las tres religiones monoteístas más grandes en el mundo, Mira aporta con su conocimiento para el enriquecimiento de un álbum que respeta cada detalle. El tema de la comprensión del lenguaje predominante en ambos lados de Jerusalén, por ejemplo, resulta esclarecedor como puente para comenzar una comunicación más sólida y realista.

Otra colaboración a destacar es la del conjunto de rap palestino G-Town, quienes son habitantes del campo de refugiados Shuafat de Jerusalén, donde nacieron, crecieron y actualmente viven junto a otros 70,000 habitantes que permanecen en el limbo tras los eventos de 1967 que dividieron la ciudad. Una de las escenas más conmovedoras de la cinta, es cuando el equipo de filmación visita el hogar de estos chicos donde no hay fuerzas policiales ni servicios de ambulancia. Conocer al otro, entenderlo, saber de dónde viene y qué es lo que realmente piensa, es el gran aporte de «Las dos Jerusalén».

De entre las muchas virtudes de este trabajo fílmico que queda como prueba de cómo si se quiere se puede, lo más destacado resulta que los involucrados en la cinta más allá de hablar y desear cosas positivas, actúan en consecuencia. Hacia el final de la cinta, una vez terminada la aventura musical, el mismo David Broza regresa con la sólida intención de fundar una escuela en Shuafat. La muestra del poder de en este caso la música, es definitiva para que el cantautor emprenda una aventura de esa envergadura.

El 14° Festival Internacional de Cine Judío en México estará en cartelera de diversos Cinépolis de la capital mexicana hasta el próximo 9 de febrero. «Las dos Jerusalén» podrá revivirse el próximo 21 de enero en Cineteca Nacional. Para más información consulta cartelera en el minisitio del FICJM en Cinépolis, el sitio oficial del FICJM, Twitter, Facebook e Instagram.

 

 

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