El barro bruñido: tradición milenaria preservada por alfareros popolocas

Texto y fotos por Yemmy Sierra.

Como invitados en la expo venta Magia Artesanal de Puebla que se realizó en el Museo Nacional de las Culturas Populares, se presentaron Esther Montes González y Lea González Vera, integrantes de la Asociación Civil Artesanas y Artesanas Alfareros Popolocas de los Reyes de Metzontla. Esta asociación ganó el Premio Nacional de Artes y Tradiciones Populares en 2005.

Foto: Esther y Lea mostrando sus artesanías.

Los Reyes de Metzontla es una comunidad de origen popoloca en el municipio de Zapotitlán, Puebla. La cultura popoloca ha jugado un papel muy importante; el arqueólogo Richard S. MacNeish recolectó restos de maíz primitivo y determinó que son de hace 7,000, años por lo que se les atribuye el inicio de la cultura agrícola. También se encontró mediante la prueba del carbono 14 que fueron de los pueblos pioneros en la elaboración de cerámica mesoamericana, de entre los años 2,300 y 1,500 antes de nuestra era.

Mapa: Ubicación de Zapotitlán en el Estado de Puebla.

Las piezas elaboradas de barro bruñido son excepcionales, ya que todavía conservan el proceso completo: desde la recolección de material hasta la venta.

El barro lo sacan de los cerros aledaños, obtienen 3 ó 4 colores utilizando picos y otras herramientas; no todo sirve, encontrarlo es un trabajo pesado, también obtienen las piedras para el bruñido. De la vegetación de los alrededores extraen los colorantes naturales. Una vez en casa, tienden el barro al sol por 2 o 3 días, cuando queda seco lo ponen en agua y empiezan a batir por unos 20 días hasta que el lodo queda macizo.

De la peña obtienen la piedra que majan con palos; este proceso lo realizan regularmente los hombres por el trabajo físico que implica. Debe quedar muy finamente molida, se cierne y lo revuelven con el barro que amasaran. Una vez listo empiezan a modelar las piezas, algunos a mano y otros con un torno manual con una destreza asombrosa, nada es con molde.

Una vez terminadas las piezas deben esperar a que sequen, lo cual depende del clima; y puede ser de una a dos semanas. El color lo aplican bruñendo las piezas con una piedra, el clima no debe ser muy caluroso porque seca el agua rápido y no se puede realizar correctamente.

Para cocer las piezas utilizan popotillo, ya que se cuecen con la flama, rápido y no humea alcanzando la temperatura requerida de 800°C; no puede ser un día lluvioso ya que son hornos que están a la intemperie. Después de la cocción y una vez que se enfrían las piezas, se les aplica una capa de cera.

El riesgo de que una pieza se rompa está presente durante todo el proceso. Cada pieza tiene su dificultad, por ejemplo: los platos se bruñen fácilmente en comparación con otras piezas, pero corren el riesgo de partirse en 4 pedazos y una vez que pasaron por el horno ya no se puede utilizar el material. Las azucareras son difíciles de bruñir pero son más resistentes a la cocción.

A Esther y Lea les gusta trabajar el barro y realizar las piezas que se les antojan. Esta artesanía no contienen plomo y a pesar de ser principalmente utilitaria y sobria, son piezas con colores tierra, brillantes, hermosas que perpetúan con majestuosidad la herencia milenaria.

Yemmy Sierra. Amante de la artesanía, la comida, la vida y la buena compañía por lo que a menudo me encuentran en ferias y exposiciones junto a mi familia. Apasionada del aprendizaje, siento repentinos e intensos llamados que me han llevado desde estudiar japonés hasta loditos uno en cerámica. Me gusta sobreanalizar la vida, sumergirme en mis pensamientos, encontrar nuevos caminos, recorrerlos y desrecorrerlos. Aún conservo la esperanza en la humanidad y creo que cuando cambie yo, cambiará el mundo: he encontrado en el emprendimiento la manera de sublimarme.