No es juego de niños

Por Aranzazú Martínez Galeana.

Juegos mecánicos, kermeses, el siempre aclamado “registro civil” e inflables fueron sólo parte de la diversión que cientos de niños experimentaron el pasado lunes con motivo de la celebración del Día del Niño. Las redes sociales hicieron lo propio para conmemorar la fecha, mientras unos cambiaban su foto de perfil por una que los mostrara a ellos en sus primeros años, otros hacían hashtags aludiendo a recuerdos infantiles. La nostalgia se hizo presente en los jóvenes, y entre risas las anécdotas, primeros amores y canciones noventeras, el día se terminó. Pero más allá de un día tachado en el calendario, el 30 de abril también es un recordatorio de que falta mucho por hacer y cuestiona anualmente qué tanto se puede celebrar. Celebraciones como el Día del Niño deberían ser medidas en función de la calidad educativa, o del número de niños que han cambiado el campo por las aulas, o de aquellos que ya son rescatados de la prostitución y reciben un trato digno, o de los “payasitos” del semáforo que ya cuentan con un lugar donde pasar la noche. Antes de celebrar por celebrar consideremos las siguientes cifras:

No es juego de niños.

1. Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en el 2009 en México la población entre 0 y 5 años era de 11.6 millones, el 61.2% se encontraba en pobreza patrimonial mientras que el 27.4% vive en condiciones de pobreza alimentaria. Esta situación se encuentra agudizada según la región en la que vivan, siendo el sur del país la zona con un mayor índice de desigualdad y falta de oportunidades para los menores.
2. En materia de salud la situación ha mejorado considerablemente, por poner un ejemplo, en 1960 de mil niños nacidos, 134 morían antes de cumplir su primer lustro de vida, para el 2008 la tasa de mortalidad infantil se redujo hasta alcanzar la cifra de 17.9 de cada mil. Sin embargo en países como Cuba la cifra se encuentra muy por debajo de las estadísticas mexicanas (7 de cada mil niños mueren antes de sus primeros cinco años de vida)
3. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) sobre trabajo infantil, alrededor de 36% de niños indígenas (de entre 6 y 14 años) trabaja, superando dos veces el promedio nacional calculado en 15.7%
4. De acuerdo a la UNICEF en el 2008, más de 357 mil niños y niñas entre 5 y 11 años de edad no asistían a la escuela debido a diversas causas, siendo la pobreza la primera en la lista. Por otro lado en el 2007 se calculó que 556 mil niñas y niños entre los 5 y los 11 años trabajaban.

Si lo vemos fríamente veremos que son números que van y vienen, pero si lo repensamos nos daremos cuenta que no es así. Cada número representa a un niño que en lugar de jugar o estudiar, trabaja, sufre y es vulnerado por condiciones generalmente adversas y ajenas a él, donde las preocupaciones que sufre son distintas y variadas, iniciando desde saber si al menos comerá ese día hasta si ganará lo suficiente para no ser golpeado por su explotador en turno. ¿Por qué se tendrían que preocupar por cosas de adultos?,  ¿por qué deben ser obligados a pagar fallas y culpas ajenas?, ¿por qué han perdido la sonrisa mientras limpian parabrisas o venden chicles en las calles?, ¿por qué celebrar mientras otros no tienen motivos para hacerlo?, ¿por qué no devolverles lo que por ley natural les corresponde?, su niñez.