Por Asfaltos.
Ponerse en los zapatos de un público que no se es, permítanme la referencia fílmica, resulta una auténtica misión imposible. Me refiero a hablar de una película desde la óptica de un público que no es el objetivo de la misma. Sin embargo, y como desde acá es la intención de su servidor, lo que sí se puede es analizar una película por lo que es en esencia: una película. Lo anterior porque me toca hablarles de una cinta cuyo público definitivamente no soy: «Mentes poderosas».
La primera escena de la película nos presenta una escuela en donde los niños, en su recreo, disfrutan de su comida. Ahí, a los ojos de varios, una de las pequeñas sufre un ataque particular. Adquiriendo una fuerza descomunal para su edad, ella aprieta un vaso y lo aplasta; posteriormente cae muerta, rendida… Los niños están muriendo, el 98% de los menores en los Estados Unidos han dejado de existir. Existen, unos pocos, que sobrevivieron.
Para entender «Mentes poderosas» la película, habría que revisar «Mentes poderosas» la novela. Escrita por la norteamericana Alexandra Bracken, el éxito de ventas «Mentes poderosas» nos presentaba la historia de los niños de los Estados Unidos, que al cumplir los 10 años de edad adquirían una extraña enfermedad en la que desarrollaban capacidades desconocidas e inquietantes para los adultos. En esa historia se nos presentaron los personajes de Ruby, Liam, Chubs y Zu, quienes también están representados en la pantalla grande.
Sí, «Mentes poderosas» es una novela juvenil que combina ciencia ficción, pero también romance. Por eso, la película, recuerda de manera muy clara a las tramas de otras series similares como «Los juegos del hambre» y «Divergente»; porque sus genéticas, básicamente, son las mismas: un mundo distópico, en el que una joven se debate entre enfrentar a una gran amenaza para liberar a los suyos y vivir un muy emocionante primer amor. ¿El elemento «novedoso» en «Mentes poderosas»? Que básicamente la película aprovecha la moda de los superhéroes para sumar más adeptos.
«Mentes poderosas» funcionará seguramente para el público juvenil al que va dirigido, ese conformado por principalmente chicas adolescentes que quizá no hayan sido atraídas nunca al género de cine de superhéroes, y que ahora quizá lo hagan por ese amor protagonizado por el personaje principal Ruby (Amandla Stenberg) y su contraparte Liam Stewart (Harris Dickinson). Por cierto, Amandla Stenberg conoce bien ambos lados propuestos por «Mentes poderosas», pues en el pasado interpretó al personaje de Rue en -miren nada mas- «Los juegos del hambre», y también a Maddy en el romance juvenil «Todo, todo» (2017).
Lamentablemente la película se queda hasta ahí. Ya fuera porque no es la intensión, o porque la capacidad no les dio para más, pero «Mentes poderosas» se queda corta y termina por convertirse solo en una película que difícilmente trascenderá entre la audiencia. Como romance juvenil no aporta nada nuevo, pues la suma del elemento de superhéroes la convierte en básicamente una cinta más del género. Visualmente hay nulo aporte, aunque como buena producción millonaria cumple bien en pantalla.
Centrándome en la película, desconociendo el contenido y desarrollo de la novela homónima que le origina, «Mentes poderosas» falla en la oportunidad de presentar una nueva franquicia de manera fresca y con un aporte que además pudiera hacerla interesante como producto fílmico y más atractiva para una mayor audiencia. Además, una apuesta más ambiciosa pudiera haberle asegurado un mejor futuro, mismo que me atrevo a vaticinar no será el deseado.
¿Entretiene la película? Sí. ¿Sorprende? Definitivamente no. «Mentes poderosas» se queda en la comodidad de unir dos temas que están en el gusto de los jóvenes, y ya. La cinta no propone nada nuevo, ni siquiera para su público meta.
«Mentes poderosas estrena mañana jueves 2 de agosto en cines nacionales. ¿La ven y la platicamos? Se vale disentir y nada me gustaría más que comentar la película con ustedes.
Con imágenes cortesía de Fox México.
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