Por Asfaltos.
Cuando se habla de Winnie the Pooh se menciona, desde luego, su versión animada adaptada inicialmente por Disney para la película «Winnie Pu y el árbol de la miel» (1966). Más recientemente, para los niños de mi generación (quienes rondamos actualmente los 30 años de edad), la caricatura «Las nuevas aventuras de Winnie Pooh» (1988-1991) y las posteriores películas de la década de los 90 y de principios del presente siglo, terminan por redondear el imaginario del glotón personaje y de su muy variada banda de amigos. Sí, se menciona al escritor británico Alan Alexander Milne, padre por cierto del Christopher Robin real; pero se menciona, ya en tercer sitio, al caricaturista e ilustrador británico Ernest Howard Shepard.
Shepard resulta fundamental para entender a Winnie the Pooh (o Winnie Pu, como le conocimos en México), porque con el cuidado de sus trazos, en imágenes sencillas y bellamente trabajadas, dio vida al grupo de peluches que cautivarían por décadas a quienes recordamos siempre con cariño su presencia en nuestra infancia. Sin el trabajo de Shepard sería imposible entender la nostalgia provocada por el actual Winnie the Pooh de la más reciente película de Disney «Christopher Robin, un reencuentro inolvidable»; misma en la que al inicio observé, con mucho gusto observé, el recuerdo de esos trazos de Ernest Howard Shepard.
Dirigida por el director de cine suizo Marc Foster -director, por cierto de «El pasado nos condena» (2001), «007 Quantum» (2008) y «Guerra mundial Z» (2013), entre otras-, llega a cines nacionales la más reciente película live action de Disney: «Christopher Robin, un reencuentro inolvidable». La cinta, como lo marca su título en español, su póster y también sus avances, es una apuesta por la nostalgia del reencuentro con tan entrañables personajes.
La película nos ubica en el Bosque de los Cien Acres, donde todos los personajes que recordamos de la serie -salvo Topo, pobre Topo, siempre tan despreciado-, se preparan para despedir al mejor amigo de todos: Christopher Robin. ¿Por qué se despide? Porque Christopher Robin emprenderá no solo un viaje a un internado donde estudiará, sino también un largo camino hacia la dura y más fría vida adulta. La despedida final, desde luego, es al lado del travieso osito de algodón Winnie the Pooh.
En «Christopher Robin, un reencuentro inolvidable» nos encontraremos entonces con un Christopher Robin (Ewan McGregor) ya adulto, cuyas obligaciones como padre, esposo y jefe de un área de producción de maletas en una fábrica de la posguerra londinense, le han absorbido a tal punto de olvidar la magia compartida en la niñez junto a su tan entrañable grupo de amigos. ¿Quién acudirá al rescate de su infancia? ¡Winnie the Pooh!
Con una historia sencilla, sin muchos rodeos, lo primero que destacaría de la película es el precioso diseño de cada uno de los personajes de peluche. El esmero en este aspecto es tal, que parecieran éstos en efecto nuestros peluches de toda la vida que con el paso de los años muestran ya el desgaste natural de los juegos infantiles. Si me preguntan, creo que mi favorito fue Tigger, en lo que a ésto se refiere; ya que en su personificación, me quedo siempre con Ígor.
Vaya, qué divertida aportación la de Igor, quien por cierto redondea la sencilla historia con elementos y frases del propio Winnie the Pooh que le otorgan otra profundidad a la misma. Al final, el mensaje va para chicos y grandes, quienes se llevarán importantes lecciones de este ya anunciado «inolvidable reencuentro».
Con «Christopher Robin, un reencuentro inolvidable», Disney apuesta una vez más por usar nuestra nostalgia para provocarnos diversas emociones que sí, se logran en esta nueva aventura de la recreación de sus clásicos animados originales. Para le versión en español, por cierto, el ejercicio nostálgico aumenta, pues las voces de los personajes que conocimos en caricatura regresan: Francisco Colmenero, Humberto Vélez, Jesse Conde, Sergio Zaldívar y Gaby Cárdenas.
«Christopher Robin, un reencuentro inolvidable» estrenó hoy jueves 2 de agosto en cines nacionales. ¿La ven y la comentamos?
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