Igualdad de género y autonomía de la mujer… ¿posible en México?

Por Aranzazú Martínez Galeana.

De acuerdo al 3° Objetivo del Milenio, para el 2015 se pretende poner aún mayor énfasis en la igualdad entre sexos y la autonomía de la mujer. Para tener una medición clara de qué tanto se ha avanzado se han considerado cuatro principales indicadores: la relación entre niñas y niños en la educación, primaria,  secundaria y superior; la relación entre las tasas de alfabetización de las  mujeres y los hombres de edades comprendidas entre  los 15 y los 24 años; en tercer lugar la proporción de mujeres entre los empleados  remunerados en el sector agrícola; y finalmente, el porcentaje de  puestos ocupados por mujeres en el  parlamento nacional.

Aunado a lo anterior, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) basándose en lo propuesto por Naciones Unidas, añadió más datos que abarcan aún más la complejidad y dificultad para alcanzar lo propuesto en 3 años. Señalan que debe hacerse especificidad del género e incluir información  sobre las brechas de ingresos y violencia de género. Y en el caso de los indicadores, consideran que la relación entre la proporción de la población femenina y  masculina de 15 años y más, perceptora de ingresos del trabajo o rentas; la  brecha de género en autonomía económica; la relación entre ingreso global por mujer e ingreso global  por hombre; la brecha de género en el ingreso global y finalmente; la frecuencia de violencia contra la mujer, deben considerarse también.

Uno de los problemas centrales de este objetivo es lo ambicioso y general que es. Aquí se encuentran distintas variantes que van desde la percepción sociocultural que la mujer desempeña en el país hasta el gravísimo problema de violencia (no se menciona qué tipo de violencia lo cual hace aún más ambigua su consecución). Considerando lo mencionado líneas arriba, México tiene un largo camino por delante, no sólo de forma sino de fondo. Sin embargo, mucho o poco se está haciendo según se considere.

Con la creación del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) en el 2001 se cristalizó el esfuerzo de veinte años de labor a favor de la equidad de género. De acuerdo a su artículo 4° tiene la atribución de “promover y fomentar las condiciones que posibiliten la no discriminación, la igualdad de oportunidades y de trato entre géneros, así como el ejercicio pleno de todos los derechos de las  mujeres y su participación equitativa en la vida política, cultural,  económica y social del país, bajo los criterios de: transversalidad, Las metas del Milenio y la igualdad de género. El caso de México 28  federalismo y fortalecimiento de los vínculos  entre los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial”. Aunque evidentemente no es suficiente. Como se ha mencionado en entregas pasadas, sin condiciones mínimas de desarrollo, temas como la equidad o autonomía de la mujer siguen y seguirán relegadas en un cajón.