• Page Views 1897

«It» y su remake

Columnistainvitado
Por Sandyluz
.

¿Cómo complacer al fan de un libro? Siempre la adaptación cinematográfica incurre en omisiones para seguir los estándares de la industria. Empero, luego de mirar con recelo el reciente estreno de «It» (2017), declaro que quedé sumamente satisfecha, como lectora de Stephen King y como cinéfila del género terror. El filme, dirigido por Andy Muschietti, es fiel a la esencia de la historia, pero además es propositivo y sorprendente, salvaguardando el respetable prestigio del filme que le antecede; también, sienta nuevas bases para un nuevo público, quien apenas voltea hacia esta trama, donde un payaso, denominado It, hostiliza a los niños perdedores de Derry.

Claro que «It», el payaso, protagoniza la historia. Quienes vimos la primera parte sufrimos del humor sarcástico de un posible fantasma, un sociópata, un ser humano. Para quien no leyó el libro, este payaso del filme de 1990 nos hacía pensar en un espíritu ancestral, ávido de venganza y muerte, cuya presa favorita eran los niños, a quienes atemorizaba con sus trucos. En el filme de 2017 queda aclarado que «It» no es una entidad humana; hay varios momentos, en donde, con los bien logrados efectos especiales, se revela un monstruo con fauces bestiales; sí, el payaso es sólo su cara amable. La interpretación de Bill Skarsgard encarna un ser con mirada extraviada, unas veces con pupilas inhumanamente dilatadas; otras, con ojos completamente rojos fluorescentes; los movimientos erráticos (acelerados o  acechantes), el cambio de tamaño, la cabeza anormalmente crecida y las contorsiones, observadas en momentos tensos de la cinta, sugieren a It como posible alienígena, más longevo que el mismísimo Derry. It es terrorífico; sus alcances se demuestran desde el inicio, en la premisa básica de la cinta (homenajeando al cine gore), cuando arranca, sangrienta y depredadoramente, el brazo de Georgie, hermanito de Bill –líder de los chicos «perdedores»–.

Hablando de los antagonistas, los chicos del barrio  –y no me refiero a los New Kids On The Block, grupo pop ochentero, jocosamente mencionado en el filme–, cabe destacar el atinado trabajo de casting de Rich Delia. Cada chico es detallado, desde la fachada, hasta el temor ulterior que lleva a cuestas. It caza a sus presas, apelando a sus insospechadas aversiones, haciéndolos caer en «un juego psicológico». Entre «los perdedores»: Bill Benbrough (Jaeden Lieberher), con noble mirada y gran aplomo, aun con su reticente tartamudez; el tiernísimo regordete, Ben Hanscom (Jeremy Ray Taylor), a quien supieron imprimirle la inocencia de quien apenas despierta al amor; Eddie Kaspbrak (Jack Dylan Grazer), con su hipocondría y su sobreprotectora madre a cuestas; Richie Tozier (Finn Wolfhard), quien, detrás de las gafas revela a un preadolescente precoz, malhablado y tremendamente carismático; y, cómo no mencionar a Beverly Marsh (Sophia Lillis), la única niña del grupo, a quien, acertadamente, presentan pelirroja, en la flor de su adolescencia, mucho más adolescente que puberta, mucho más exuberante y conflictuada por el inicio de su feminidad, que aquella niña insegura y titubeante que vimos en la cinta de los 90. «It» es una historia de personajes; ellos hacen que Derry y el payaso cobren sentido. Definitivamente valió la pena no sólo esbozar, sino desarrollar los momentos de interacción de los personajes, para mostrarnos sus aflicciones; ello sienta las bases de su unión fraternal y la vereda que seguirán los ataques del payaso.

También, de reconocer el estatus de personaje de la casa abandonada; ahí las pesadillas de «los perdedores» cobran vida. En este ruinoso lugar, It prepara su momento intimidante con cada uno. En materia de atmósfera, metonímicamente, la casa representa al pueblo Derry en su totalidad: plomizo, misterioso, lleno de telarañas y secretos; todas las inmundicias y asuntos delictivos sin resolver van a dar a las alcantarillas; ahí mismo, las incógnitas y averiguaciones de los chicos, durante el desarrollo de la trama; en la superficie, la gente con su hipnótico letargo. Otro personaje-objeto es la bicicleta Silver de Bill, extensión de su personalidad; es cómplice, compañera de aventuras, encauzadora de su arrojo e incipiente masculinidad.

En el clímax de la cinta, cuando «los perdedores de Derry» se aventuran a rescatar a Beverly (apresada por It), se explica un elemento simbólico, sello de la historia, que queda como incógnita, si no se leyó el libro: el «todos flotan», recurrentemente pronunciado por el payaso, cuando hace bromas con sus globos y alude a sus víctimas. En el corazón de las alcantarillas, los chicos descubren una torre, erigida con pertenencias infantiles; de manera inexplicable (elemento crucial del género fantástico), los cuerpos de «las presas» flotan a su alrededor, en lento remolino, imperturbables, soslayando toda ley de gravedad. Este desconcertante elemento afianza que It opera ajeno a las reglas de este mundo. It acosa, caza y se escabulle de manera insospechada.

 

En el desenlace queda claro que habrá más de una saga. Y es de agradecer estar ante una historia, donde el terror y el drama conviven armoniosamente. La empatía generada por los personajes hacen al espectador sumirse en el fondo del asiento, cuando sus vidas peligran. El filme nos muestra la vulnerabilidad de unos chicos que viven ajenos a las prisas y rutinas del mundo adulto. Esta historia respira, dejándonos claro que los monstruos, aun en pleno 2017, persisten, pues se alimentan de nuestros temores ulteriores. Ninguna tecnología, ningún progreso citadino-industrial, puede librarnos de los terrores que habitan en nuestra conciencia, ni de los misterios inaprehensibles por la humanidad; entonces, «It» («Eso») perdura.

Fuente consultada: Muschietti, Andi. It. U.S.A: New Line Cinema, 2017.
Imágenes cortesía de Warner Bros. México.

IMG_5743Sandyluz. “Detrás de la pluma…” Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…

 

 

Share This Article

Reconoce MX

Reconoce MX es un proyecto de difusión artística, cultural y de conciencia social que está enfocado a difundir y fomentar el entretenimiento alternativo de calidad para todo el público que comparta el mismo entusiasmo.

‘Vicio’, de Camilo Séptimo

Next Story »

Los juegos del baúl: ‘Friday the 13th’

Leave a comment