Texto por Uriel Delgado.
Fotos por Blanca Cruz.
A pesar de que ya tiene varios años en la escena nocturna de la ciudad, el Walther seguía sin posicionarse como uno de los lugares clásicos para ir a un concierto de rock. Con esto en mente, la presentación de The Mud Howlers después de un buen tiempo de no presentarse en nuestra ciudad, prometía ser un parteaguas en mi postura respecto al lugar. Y para prueba bastó un set de poco menos de una hora en el que los originarios de Hermosillo demostraron que cuando se trata de hacer música, algo primordial es mantener presentes los básicos y con eso llevar a tu público al éxtasis.
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Rock puro, crudo y sin adornos innecesarios es lo que entregan The Mud Howlers en cada presentación y la noche del jueves 13 de agosto no fue la diferencia. Dentro de todos los subgéneros que existen en la música actual, es un hecho que es muy fácil perderse en la maraña de adjetivos que pierden su significado real; y lo que hacen los norteños es borrar eso y regresar a las raíces de aquella música que indudablemente te va a hacer querer bailar y sacudir la cabeza.
Con favoritos como “Give me something” y “The light”, canción tras canción el Walther parecía una reunión de amigos en el que el ambiente de camaradería hacía que todos disfrutaran aún más del concierto. A pesar de que se fue muy rápido la presentación, quedó claro el porqué el éxito de The Mud Howlers se ha basado en gran parte a sus presentaciones en vivo, pues sin duda a pesar de que la producción de su música grabada es impecable, la energía que le ponen en directo le da un giro completo a su música que hace cada concierto una experiencia única.
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Mención aparte a Dirty Lobo, encargados de abrir la noche y que con su mezcla de hip hop y rock con tintes latinos pusieron a bailar a todos los asistentes; y fueron una gran sorpresa para empezar la velada con mucha energía. Una fusión de géneros arriesgada que rinde frutos bastante interesantes y de la que seguramente estaremos escuchando mucho próximamente.
Como los mismos The Mud Howlers dicen, el rock es algo que no se olvida aunque ya no se haga tanto desde hace 50 años, y esta noche en el Walther fue la prueba de que mientras haya gente como ellos haciendo música, un público lleno de amigos, nuevos adeptos y fanáticos de la vieja escuela siempre estará dispuesto a pasar una noche de rock que nos regrese a lo básico.
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