Por Asfaltos.
Se ha estrenado finalmente el más reciente trabajo cinematográfico de Jonás Cuarón, a quien el público en general tendrá más en mente por su padre (Alfonso Cuarón) y su tío (Carlos Cuarón); pero que sin embargo, y como nos lo hace saber en «Desierto», es un muy capaz cineasta que se presenta con un thriller entretenido y -lastimosamente- necesario.
La historia es muy simple. Por un lado tenemos a un grupo de mexicanos que cruza la frontera entre nuestro país y el vecino del norte -entre los que se encuentra Moisés (Gael García Bernal)-, y por el otro lado tenemos a Sam (Jeffrey Dean Morgan) y su fiel compañero canino Tracker. Predecible en muchos momentos, la historia pasa a segundo plano en una cinta que de entrada logra capturar la atención del espectador que termina inmerso en el thriller creado por Cuarón; y que posteriormente irá captando uno a uno las metáforas presentadas en un filme que acierta en el momento en el que se estrena.
Por los avances revelados de la cinta se sabe de entrada que Sam no descansará hasta abatir uno a uno a los mexicanos inmigrantes, así como que el mexicano Moisés será su prueba más difícil. Sin embargo, y como ya comenté a pesar de lo predecible de la historia, es el entramado el que llama la atención.
Destaca de inicio la capacidad a nivel dirección de un Jonás que nos permite sentirnos en la piel de cada uno de los personajes, incluido el canino. Las tomas resultan perfectas en una historia donde el nivel de tensión va en constante aumento con ayuda de la banda sonora a cargo del francés Yoann Lemoine «Woodkid».
Las actuaciones tanto de Gael García Bernal como de Jeffrey Dean Morgan cumplen con el objetivo; pero quizá he de añadir que además de ellos el trabajo del perro que hace de Tracker es en definitiva también muy llamativo.
Estrenada en el marco del proceso de elección de candidatos presidenciales para los partidos Republicano y Demócrata de los Estados Unidos, «Desierto» acierta en además de entretener provocar una muy necesaria reflexión con sus marcadas metáforas que si bien calarán en el público mexicano, se espera penetren al espectador estadounidense.
Impulsado por las declaraciones en específico del aspirante a candidato por el Partido Republicano, Donald Trump, Jonás Cuarón lanzó un avance en el que mezcla uno de tantos polémicos comentarios del estadounidense con imágenes crudas de su trabajo fílmico.
Podría pensarse, como lo hice antes de ver la cinta, que se banaliza el drama de los mexicanos que cruzan la frontera, pero mas bien diría yo que «Desierto» resulta en una mirada fresca y cruda del asunto, que además insisto funciona como una gran presentación del director mexicano que con este trabajo se propone forjar su propio nombre en la industria.
«Desierto», estrenada el fin de semana pasado, es un thriller entretenido y necesario que cumple con quienes solo buscan pasar un buen rato, así como con quienes desean comenzar una buena charla postfunción.
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