Por Sergio Ang Lara.
El sexismo en el mundo de la música es un tema que siempre ha sido un problema. Desde las letras de bandas como The Rolling Stones, Kiss y Jimi Hendrix, hasta las famosas groupies y la falta de integrantes femeninas en agrupaciones.
Todos lo anterior fue parte del sexismo en la industria musical por muchos años, aunque es necesario mencionar que siempre existieron mujeres fuertes que luchaban contra los estereotipos y eran el ejemplo a seguir de muchas mujeres. Artistas como Janis Joplin, Joan Jett, Siouxsie Sioux y Lita Ford eran aclamadas por el público joven.
Hoy en día es difícil mencionar a alguna estrella juvenil o a algún género musical que no haya sido atrapado por las garras del sexismo. La palabra perra se ha convertido en el calificativo de una mujer con sex appeal, mente sucia y que es dominadora.
En los videos musicales nunca faltan mujeres con poca ropa y mostrando pasos de baile que evocan al sexo. Raperos y cantantes de hip hop han reducido a la mujer a un simple objeto sexual. Estrellas de la música actual como Nicki Minaj, Miley Cyrus y en especial Beyoncé, en lugar de luchar contra el sexismo, se han unido a él convirtiéndose en cómplices y haciendo de este problema algo aún más grande.
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