Dos cosas inusitadas han sucedido en las últimas horas, que si las plantemos en retrospectiva en un periodo de 12 mesas atrás, nadie hubiera imaginado que sucederían. La llegada a la presidencia de Donald Trump y la extradición de Joaquín “Chapo” Guzmán Loera a los Estados Unidos.
Sin duda 2016 marcó el rumbo de muchos temas en la agenda política, de seguridad y económica de México, todo a partir de la ascendente y relampagueante campaña presidencial de Trump, sus discursos de odio hacia los migrantes y las amenazas de cambiar las condiciones comerciales existentes entre los dos países.
Pero si bien Donald Trump no cambió en nada su discurso en su ascensión al poder, ni matizó sus amenazas a los cambios en los tratados comerciales, en proteger los empleos y la condiciones de los trabajadores estadunidenses y de eliminar toda amenaza para su país -llámese migrantes, china, terrorismo, etc.-, poco ha hablado de la cooperación que tendrá su gobierno en el tema de la lucha contra el narcotráfico en México.
De ahí la sorpresa de que el “Chapo” Guzmán haya sido extraditado tan de prisa y justo unas horas antes de la investidura de Trump como el cuadragésimo quinto presidente de la Unión Americana.
Para algunos analistas, no se trata de Trump sino de una especie de regalo de despedida para Obama, pero en el fondo es un mensaje claro –vaya para quien vaya– de que México intenta mejorar las condiciones para tener un terreno más plano a la hora de negociar con el nuevo gobierno de los Estados Unidos.
Por cierto, las reuniones oficiales comenzarán el 25 de enero, y para el 31 se reunirá Peña Nieto con su homólogo estadounidense.
Regresando al tema, según señaló Reuters, «funcionarios actuales y ex funcionarios de seguridad a los dos lados de la frontera dijeron que la movida (extradición del ‘Chapo’) podría impulsar la cooperación en seguridad y mejorar las relaciones».
Y es que no hay que olvidar la injerencia que tiene el gobierno de Estados Unidos en la lucha contra el crimen organizado en México, basta con señalar a la Iniciativa Mérida para dimensionar lo que este tema ha representado para ambos países.
«Lo que pasó es una victoria tanto para México como para Estados Unidos», dijo Leo Silva, quien trabajó para la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés), en la norteña ciudad de Monterrey.
Así, la cooperación de la DEA ha sido clave en las dos capturas del «Chapo» y de otros capos de la droga ocurridas en los últimos cuatro años, «sólo que esta administración no habla de eso o publicita lo que estamos haciendo juntos», dijo un exagente de la DEA que trabajó en distintos casos en México.
¿Qué podría pasar entonces? El hecho de que Trump continúe con su intención de la construcción del muro fronterizo hace pensar que en materia de seguridad, también pondría barreras administrativas, políticas y de cooperación para que agentes de Estados Unidos sigan involucrados en temas de seguridad interna de México, pero que afecta al vecino del norte.
Sin embrago, Leo Silva declaró a Reuters que «ellos (México) piensan que van a obtener más apoyo de nosotros, ellos están en línea y realmente no veo un gran cambio. Si acaso, una mejora».
En este punto resulta interesante saber cuáles serán las directrices que impondrá Trump, y si los departamentos de seguridad acatarían esas órdenes, ya que este es otro de los peligros reales a los que también se enfrenta México: que Estados Unidos retire la ayuda –que muchos ven como intromisión– en la lucha contra el crimen organizado, y que quedemos en medio de instituciones corruptas y del poder inmenso que tienen las organizaciones delincuenciales.
De ahí la importancia, las especulaciones y hasta los memes que han surgido a partir de la rápida y estratégica extradición del “Chapo” Guzmán a los Estados Unidos. ¿Será que el ex líder del cártel de Sinaloa lleva algún mensaje oculto a la administración de Trump?
Foto: The Intercept.
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