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«Todo lo demás»: la soledad entre el bullicio

Por Alexandra Careaga Franco.

«Todo lo demás», película escrita y dirigida por la mexicana Natalia Almada, estrenada por primera vez el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, narra la vida día a día de Doña Flor (Adriana Barraza). En ella, vemos como Doña Flor vive un ciclo de rutina, atrapada en un trabajo burocrático en el que interactúa con personas de todas clases, razas, capacidades y educación. Se encuentra desde aquellos que son amables y otros que le terminan agrediendo verbalmente. De regreso a casa vemos cómo el único ser con el que interactúa es con su gato. Conforme avanza la historia, podemos ir comprendiendo las emociones de depresión a causa de su soledad y su necesidad de sobresalir de algún modo en una ciudad que, a pesar de estar en constante movimiento, no le trae resultados favorables a su vida personal.

El objetivo de la historia es claro: el efecto de vivir en un mundo burocrático. Soledad, dolor y violencia que vive una persona que pasa desapercibida. Sin embargo, la trama, aunque compleja, se atora, es repetitiva y no queda claro si en algún momento va a llegar a alguna parte. Pasado 45 minutos la historia no ha mostrado realmente un clímax que motive un cambio en el personaje, fuera de lo ya esperado. A pesar de ello, la cinta logra retratar un sector que rara vez se nos muestra tal y como es. Nos pone a pensar en lo que viven (y sufren) aquellas personas que despreciamos, pensando que por ser burócrata lo tienen todo resuelto.

Cabe destacar que tanto el trabajo de producción como el de fotografía son realizados excelsamente. Las locaciones en donde se rodó son diversas y complejas: el Metro de Ciudad de México y las calles atascadas de gente impaciente y autos en constante movimiento.

La fotografía destaca por su detallismo y logrando involucrarnos sentimentalmente en la historia, ya que por su manera de permanecer estática nos contagia ese sentimiento de soledad, tristeza y desesperación que la protagonista vive. De mismo modo, el diseño sonoro es otro gran personaje en la historia, dejando claro que en tanto movimiento y ruido, uno puede pasar desapercibido (como era el caso de Doña Flor).

La actuación es un punto también a destacar. Las emociones y complejidades internas que Doña Flor carga en ella y el demostrarlas sin decir palabra alguna, es un logro difícil de obtener en un actor, por lo que Adriana Barraza ha obtenido una muy merecida nominación al premio Ariel en la categoría de «Mejor actriz».

El cine mexicano, después de tantos años de espera, está en la lucha por levantarse una vez más, ofreciéndonos nuevas historias que no se encierren en la recurrida comedia (género explotado desde «Nosotros los Nobles»).

A pesar de las fallas que yo he encontrado en la narrativa de la película (que, se aclaran, son personales), eso no quita que es una película de respetar y de apreciar, ofreciéndole, de este modo, motivación y nuevas oportunidades al cine de nuestro país.

 

La cinta será estrenada a nivel nacional mañana viernes 19 de enero.

Con imágenes cortesía de PIANO distribución.

 

 

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