Por Hermilo Isaac.
Con tan sólo 20 años y un set muy simple, Jacob Whitesides vino subiendo desde Sudamérica hasta encontrarse con nosotros anoche en El Plaza.
Apenas un par de guitarras y un teclado fueron suficientes para el ferviente público que le esperaba. Cerca de las 21:30 horas, y con alrededor de un cuarto de la capacidad del foro, Jacob salió con una sonrisa imposible de esconder.
El público, en su mayoría señoritas y jóvenes adolescentes, cargaban hojas que tenían escrito «Mexico Loves Jacob» [sic], y parecía una competencia por hacerse notar ante la mirada de Jacob. Con un atuendo y aspecto desenfadado, cogió su guitarra Martin y rasgó los primeros acordes de su único disco.
El material debut “Why?” se hizo presente desde 2016, aunque un par de años antes se había encargado de dar a conocer al menos 3 sencillos. Su canciones versan sobre el ingenuo amor adolescente y la forma sensible de ver a aquellas chicas que en alguna ocasión han negado el interés y cariño de Jacob, así como también la exaltación y la emoción de ver por primera vez a alguna de ellas, aunque sea por única vez, pero que aquella ocasión fue suficiente para él para quedar embelesado.
Todas sus canciones marcan un claro estilo indie folk, siendo acompañado por otro miembro en el teclado y en una guitarra rítmica eventualmente. Fuera la canción que Jacob ejecutara, no había momento en el que el público mostrara su devoción, y desde luego no pudieron faltar temas como “You’re Perfect”, “Killing Me”, “Focus”, “Lovesick”, “Open Book” y “Secrets”, por ejemplo, cubriendo alrededor de más de una hora de presentación.
El artista mostraba también su lado más sensible en temas como “Hold On Honey”, en el cual le ruega a la persona querida que no lo abandone, que juntos pueden trabajar en esto, tan sólo por el simple hecho de quererse uno al otro.
La letra no muestra si esta persona se quedó, pero anoche fue una de las partes más coreadas en las líneas de “I need, I need, I need a miracle”. Una presentación bastante modesta y sin pretensión, que se prestó para una convivencia muy íntima entre Jacob y sus seguidoras que no paraban de alabarle.
Fotos: Daniel Cardeña Galván (DCG) / OCESA.
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