Por Asfaltos.
¡Feliz día del niño! Sí, aún y cuando hemos dejado de ser físicamente ya unos infantes, siempre que mantengamos la actitud nunca dejaremos de ser niños. Ser niños para un servidor significa nunca perder la alegría de vivir: porque cuando uno es niño todo le asombra, todo le fascina, todo lo entusiasma. No nos dejemos arrugar por el tiempo, de amargarnos por los años, de volvernos unos aburridos por el entorno. Jamás olvidemos lo maravilloso que es ser niño.
Con motivo de esta fecha, como ya han leído en el título de la columna de hoy, recordaré al más famoso «vocho» que a su vez me permitirá evocar diversos momentos de mi infancia; cosa que con suerte espero haga lo mismo con varios de ustedes. Porque sí, en efecto, el cine ha estado presente en nuestras vidas desde que éramos tan solo unos pequeños. En mi caso -como seguramente en el de muchos de ustedes- fueron mis padres los principales responsables de mis primeros acercamientos al cine, razón por lo cual las películas infantiles fueron en gran medida las primeras que me impactaron en la vida. «La pandilla de cupido motorizado» (1974) fue una de esas películas; la cinta permenace muy viva, en mi recuerdo, en la versión casera en formato Beta que guardábamos de ella.
Estrenada en el verano de 1974 como secuela tardía de «Cupido motorizado» (1968) -que por cierto este año en diciembre próximo cumple ya 50 años, ¡50!-, «La pandilla de cupido motorizado» fue dirigida por el exitoso director y escritor de cine inglés Robert Stevenson. Así es, el director del clásico «Mary Poppins» (1964) que le merecería su única nominación al Oscar como «Mejor director», fue el responsable de las dos primeras películas del «vocho» más famoso del mundo.
Creado en la década de los 60 por Gordon Buford -a quien se le atribuye el libro «Car-Boy-Girl», origen del personaje-, Herbie nació como uno de los nombres más populares de Disney en el momento en el que el estudio apostó por una película que le tuviera como protagonista. Se dice que un empleado de la empresa colocó una serie de automóviles en un estacionamiento para decidir, tras una encuesta, cuál resultaba el más popular. La respuesta fue el conocido en México como «vocho».
Como secuela directa de «Cupido motorizado», «Cupido motorizado al ataque» resulta por decirlo así, un tanto curiosa. Sin ninguno de los personajes de la primera cinta presentes -película que por cierto habría que destacar fue de las más taquilleras en aquellos años para Disney-, Herbie regresaba ahora para ser parte de una película que lo presentaba lejos de las pistas y con una historia diametralmente distinta a la que se le había conocido seis años atrás. La fórmula, sin conseguir los logros de la primera, terminó quedándose en la memoria y corazones de muchos.
Un ambicioso empresario de bienes raíces llamado Alonzo A. Hawk (Keenan Wynn), se obsesiona con la construcción de un complejo en una zona donde le estorba una vieja estación de bomberos. En ésta habita la dulce señora Steinmetz (Helen Hayes), quien a pesar de las amenazas de Hawk decide defederse de la embestida de un empresario voraz que no aceptará nunca un no como respuesta. Hawk, valiéndose de cualquier artimaña, envía a su sobrino Willoughby Whitfield (Ken Berry), quien deberá persuadir a Steinmetz para la cesión de su hogar; lamentablemente, para Hawk, Whitfield queda prendido de la nieta de Steinmetz, Nicole Harris (Stefanie Powers). Herbie, en compañía de dos personajes más, acompañan a Steinmetz, la nieta de ella y eventualmente a Willoughby frente e la ambición de Hawk.
Entre los detalles que guardo de mis recuerdos infantiles, destaco sin duda la típica melodía de Herbie que siempre guardé con aprecio –imposible no ponerse de buenas con el «silbidito»-; del mismo modo los personajes de la película. Evoco así claramente a la abuela Steinmetz y al magnate Alonzo A. Hawk. De la primera guardo la ternura que me daba, misma que seguramente era porque me recordaba a mi abuela (que en paz descanse), mientras que del segundo me acordaba con mucha gracia de todas las peripecias que le hacía sufrir el alguna vez «vochito» blanco de carreras.
Naturalmente Herbie es otro de los favoritos, sino es que el más; el famoso «vocho» blanco estuvo presente en mi infancia, tanto que cuando tenía 6, 7 ú 8 años, cuando mi papá contó con dos vochos blancos en los que varias veces nos llevaba a mi hermano y a mí a la escuela, en silencio, y en secreto, para mí eran sin duda alguna Herbie. Yo imaginaba que en efecto ambos automóviles -por cierto, robados por la delincuencia de los años 90 en Ciudad de México-, eran ese personaje al que Disney les había dado vida.
También mencionaría entre los personajes al viejo instrumento inglés, el orchestrion ; así como a un «vochito» ya bastante destartalado (casi en pedazos) que me generaba (y genera) siempre mucha alegría cuando salía en escena. Claro, también recuerdo al viejo tranvía (el viejo 22), a un personaje terciario que enfrenta a Herbie en un auto rojo y naturalmente a los dos personajes principales.
Antes de escribir esta columna revisé una vez más la película para evocar muchas de las escenas que guardaba almacenadas de manera profunda en mis archivos mentales; pero sí, en efecto, fueron algunas las que me volvieron a hacer tremendo eco. Una en la que Hawk sueña con Herbie (o más bien tiene una pesadilla con él), otra en la que Herbie se acuerda de sus épocas de gloria, y sí, finalmente, la épica batalla final.
Vaya, la batalla final tiene momentos muy significativos para un servidor. Me acuerdo mucho de cómo me hacía sufrir ver a la abuelita siendo lastimada en el último embate que le lanza Hawk, además de la heroíca participación de Herbie y sus amigos «vochos» para salvar la noche.
«La pandilla de cupido motorizado» desde luego no es la mejor cinta de su tipo, ni tampoco de la serie misma, pero sí es y no lo niego una de mis películas favoritas, misma que al momento de revivir de principio a fin volví a disfrutar como si fuera una vez más un niño. No, no diría que es un clásico instantáneo y quizá hasta para los que la vean la primera vez les es un tanto ajena; pero para aquellos que la vieron siendo chicos y la revivan comoy p, quizá este texto tenga mayor sentido y así puedan estar de acuerdo conmigo.
Como sea, para quienes la vieron y también para los curiosos, aquí les dejo la liga de YouTube en donde pueden rentar la película doblada al español latino. ¿La ven y la comentamos? ¡Feliz día del niño!
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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