Por Asfaltos.
Imagina por un momento que te quedas, precisamente «A la deriva». Amaneces y te encuentras con que estás a la mitad del mar, perdido, sin nada mas que un barco fuertemente averiado por una tormenta y tu persona. Dependes únicamente de tus conocimientos, pero sobre todo de tu paciencia. A miles de kilómetros nadie ni nada te puede ayudar. Esa es la historia verdadera de Tami Oldham y Richard Sharp, quienes inspiraron la película «A la deriva».
Dirigida por el realizador islandés Baltasar Kormákur y escrita por David Branson Smith, Aaron Kendell y Jordan Kendell, se estrena en cines la película «A la deriva». La cinta es protagonizada por Shailene Woodley y Sam Claflin, quienes dan vida a Tami y a Richard respectivamente en este drama basado en la vida real que vuelve a presentarnos una historia de naufragio. Sí, otra historia de naufragio.
La historia nos coloca en Tahití, donde la joven Tami sobrevive en el día a día después de haber dejado su casa, hace ya muchos años, en el estado de California, en los Estados Unidos de América. Ella, «A la deriva» también en su vida personal, se gana los días haciendo todo tipo de trabajos hasta que se encuentra con Richard, un marinero un poco mayor que de inmediato cae encantado por ella.
La historia de los dos comienza. Tami y Richard, dos almas errantes, anclan con un amor emocionante que les hace pensar en que han encontrado a la persona correcta. Todo marcha como debería, hasta que una propuesta le llega a Richard: unos viejos conocidos le piden llevar su barco de Asia a América; el viaje, en efecto, les llevaría a cruzar todo el Océano Pacífico. ¡Todo!
Sí, «A la deriva» es otra película de naufragio, pero también una historia de amor. Tanto Tami como Richard protagonizan una historia que incluye emociones altas, tanto para quienes disfrutamos de relatos de supervivencia a prueba de todo, hasta para quienes disfrutan de una buena película de amor.
Sin embargo, y hay que decirlo también, la película si bien aborda ambos flancos de la historia basada en hechos reales, termina por dejar a un lado el tercer elemento que parecería también muy atractivo. La propia deriva de Tami, que termina proyectándose de manera física en ese terrible naufragio en el mar, no es capturado en pantalla en detrimento de una película que así hubiera aportado más elementos para diferenciarse precisamente de sus predecesoras.
En lo que respecta a las escenas de acción, a todo lo que está conectado con los motivos del ya mencionado desvío de la nave que transporta tanto a Tami como a Richard, no hay reproche. La película resulta emocionante y francamente bien filmada. El poder del mar, una vez más, es capturado con justicia. Enmudece el poderío de la naturaleza que exige siempre respeto.
«A la deriva» es entonces una película en efecto emotiva y que cumple con las expectativas, pero que quizá pensando más allá solo queda en eso, en una película más de naufragio que pudo aportar algo distinto, pero que prefirió quedarse en lo que ya otros trabajos similares nos han contado.
«A la deriva» estrena, hoy jueves 19 de julio, en cines nacionales bajo el sello de Diamond Films México. ¿La ven y la platicamos?
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