Por Valeria Ramos y Daniel Cano.
Para hablar sobre la nueva cinta de Ziad Doueiri, «The Insult», es necesario considerar dos conceptos que en general van de la mano, pero en esta ocasión parecen ser polos opuestos: arte y cine.
Si hablamos del arte como un espejo de la cultura en la que se desarrolla, como un retrato de las ideología, contextos políticos y religiosos; la cinta de Doueiri podría ser considerada una obra maestra. Sin embargo, si hablamos de cine como un medio que comunica sus ideas efectivamente a través de recursos visuales, auditivos y de montaje; resulta ser un filme sin identidad que deja mucho que desear.
«The Insult» cuenta la historia de un libanés que tras un incidente con un inmigrante palestino, lleva a cabo una demanda y un proceso legal por el honor en donde las diferencias ideológicas y rivalidad entre ambos pueblos tomará un rol importante.
Tomando a estos dos individuos, Doueiri logra reflejar perspectivas y puntos de vista de ambos bandos con total subjetividad, en donde parece ser que la menor preocupación del director es emitir juicios sobre sus personajes.
La excelencia e imparcialidad del guión son el punto más fuerte de la cinta. Por este medio, lleva el conflicto de los inmigrantes palestinos a los ojos de una audiencia internacional con una perspectiva local de manera excepcional.
Sin embargo, esto se ve opacado por recursos visuales forzados, repetitivos y sin motivación o con relación a la historia. Se cuenta una historia de medio oriente con una identidad fílmica estadounidense, llena de clichés y recursos desesperados para mantener la atención de su audiencia.
Al final, pese a ser una película llena de incongruencias entre el contenido y la forma, resulta una película de gran relevancia dentro del contexto social y político que nos rodea actualmente y cuenta una historia que merece ser escuchada no solo en su país de origen, sino en todo el mundo.
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