Calles de México: La calle del niño perdido.

Calles de México: La calle del niño perdido

Por Enrique Figueroa Anaya.

Cuenta la leyenda que un hombre de nombre Enrique de Verona -dicen, tremendo escultor- fue invitado por el propio virrey Don Francisco Hernández de la Cueva para esculpir el que sería el altar de reyes en la mismísima Catedral de México.

Sí, Enrique de Verona era un escultor magnífico, pero al final, como todos nosotros, tan sólo un mortal con debilidades y pasiones; en su caso, ambas le llevarían a la tragedia, pues cayó preso de esos ojos, de esa voz, de ese porte… Enrique de Verona caería preso de Estela Fuensalida, hermosa doncella de aquella Nueva España; de aquella tierra mestiza.

Como en toda buena leyenda, en esta historia hay un tercero; un hombre furibundo, que al verse arrebatado del amor de aquella Fuensalida, juró venganza, muerte y odio para quien le había despojado de su prometida, de aquella bella, de aquella hermosa, de aquella Estela Fuensalida.

La leyenda cuenta entonces que una mala noche azotó a aquella joven pareja, pareja que para entonces, contaba ya con un pequeño retoño que alegraba a la familia Verona por ahí de los rumbos de lo que hoy conocemos como ‘Niño Perdido’.

De manera infame, una mano prendería fuego a un pajar vecino, con lo que un incendio de tremendas proporciones se alzó para atacar a los Verona, creando caos, intentando muerte.

La desesperación los atrapó. Gritaron alarmados para encontrarse el uno al otro y juntos localizar a su retoño. De repente, Estela veía la luz, y al poco tiempo, a su querido Enrique. El fuego no dejaba de cesar y ante sus incrédulas miradas se alzaron los sollozos de la madre que buscaba con angustia a su pequeño retoño.

Ese pequeño yacía en los brazos del cobarde que crearía la terrible escena; en los brazos del furibundo Don Tristán Balladares antiguo prometido de la doncella Fuensalida.

Todo eso sucedió, dicen, en lo que conocemos en el centro histórico como ‘Niño Perdido’, nombre que por cierto, le atribuímos gracias a ese pasaje en el que en medio de las llamas Estela gritaba: “madre mía, ¡devuélvanme al niño perdido!”.

 

 

Share This Article

Reconoce MX

Reconoce MX es un proyecto de difusión artística, cultural y de conciencia social que está enfocado a difundir y fomentar el entretenimiento alternativo de calidad para todo el público que comparta el mismo entusiasmo.

El palacio del Conde de Buenavista

Next Story »

Las suertes de Madero, Pino Suárez y Ángeles

Leave a comment