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«La piel fría», o cómo enfrentar la soledad y adversidad absolutas

Por Asfaltos.

Publicada en 2002 como una novela de aventura y de terror, «La pell freda» del escritor catalán Albert Sánchez Piñol pronto se ganó su sitio entre los lectores, y sobre todo entre las ventas de libros. Traducida posteriormente al idioma español, y posteriormente a más de 30 lenguas más, era inevitable que «La piel fría» -ya en idioma español- no fuera llevada al cine. ¿El responsable? El director de cine de películas como «Crucifixión» (2017) y «Hitman – Agente 47» (2007), entre otras: Xavier Gens.

La trama de la novela nos presentaba a un antiguo guerrillero irlandés, que decepcionado por la guerra de independencia de Irlanda, acepta un trabajo como oficial atmosférico en una isla a la mitad del océano. El sitio, en absoluto aislamiento, pues además se encuentra lejos de las principales rutas marítimas, es hogar de un único habitante: un hombre que vive en el faro y que muestra absoluto desinterés.

La película, como la novela, repite la historia pero ahora de manera audiovisual, pues en la primera noche en la que el ahora oficial atmosférico pasa en la isla, éste se ve rodeado y atacado por unos seres extraños que surgen del mar y que lo hacen huir en busca de ayuda al faro. Con pocas o nulas ganas de ayudarle, el habitante del faro lo acepta siempre y cuando no resulte un estorbo, y ayude.

Con un gran manejo de las secuencias de acción, Xavier Gens logra de entrada una película entretenida donde horror y ciencia ficción se unen para el deleite de los que gustan del cine de género. Sin mayores explicaciones, directo al grano desde el inicio, la película no pierde el tiempo en explicar el origen de la amenaza, ni en anticipar su peligrosidad como sí sucede en muchas cintas comerciales que nos invaden en pantallas. Aunque quizá, y también haya que decirlo, sea tanta la presencia de acción que el director haya decidido dejar a un lado otro aspecto de la novela.

El aislamiento, la soledad, la difícil convivencia entre seres humanos cuando por lo menos uno de ellos ha aprendido a vivir sin el contacto, son algunos de los aspectos que se manejan muy brevemente en una película que pudo haber explotado más estas arista. En particular, y sin decir mucho para no estropearles algo, pensarán seguramente como yo cuando se topen con otro elemento fundamental de la trama.

En lo que respecta a las actuaciones, el peso de la película recae naturalmente por el aspecto de soledad de la trama, únicamente en David Oakes y Ray Stevenson (insisto, no quiero decirles más para no arruinar eventuales sorpresas), quienes se desempeñan de gran forma en un mundo absolutamente hostil, en todos los sentidos. David Oakes es el oficial atmosférico que enfrenta la adversidad de la amenaza marina y del propio habitante del faro; y Ray Stevenson interpreta precisamente a ese habitante del faro que en la soledad ha tenido que convertirse en algo más lejano a lo humano.

Sin ser muy destacada en su ejecución, «La piel fría» ofrece un entretenimiento que se sostiene a lo largo de toda la película, con puntuales sorpresas y las ya mencionadas y muy entretenidas secuencias de acción. Hasta ahí, la película no va a más y funciona como lo que es.

 

«La piel fría» de Xavier Gens estrena hoy jueves 2 de agosto en cines nacionales. ¿La checan y la comentamos?

Con imágenes cortesía de Cinépolis Distribución.

 

 

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