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#VL16 domingo 24 de abril: ¡»Vive» más latino que nunca!

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D Í A 1 | D Í A 2

Por Asfaltos.
Fotos cortesía de OCESA.

Acabó la segunda jornada -de dos- del Vive Latino. El festival más importante de habla hispana en nuestro país, culminó con éxito una décimoséptima edición que será recordada por regresar a sus orígenes. La fórmula de dos días, con un cartel en donde predominaron las propuestas latinas, a mi parecer resultó en un éxito tomando en cuenta la respuesta del público. La organización, sumada a un renovado Autódromo Hermanos Rodríguez, se destacó. Quizá algunos retrasos en varios escenarios a lo largo del día fueron el negrito en el arroz, pero en general todo fue muy bueno, y por lo menos los cierres en ambas fechas así lo confirmaron.

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Foto: OCESA/ César Vicuña.

Llegué al Autódromo Hermanos Rodríguez una hora después de lo esperado. Si bien como espectador la mejor forma de llegar y salir del Vive Latino será siempre por la vía del Metro Ciudad Deportiva, para quienes acudimos como prensa ir en auto resulta muy cómodo hasta que… olvidas que es domingo y las calles se cierran para dar prioridad a los paseos en bici. Todo bien con las bicis, salvo que en un día con tanta afluencia en la zona, los cortes hicieron difícil el acceso a quienes como yo acudíamos a la Avenida Añil. En fin, logré llegar y si bien me perdí lastimosamente a Ingrid Beaujean (de quien me informaron lució muy emocionada, e incluyó a José Manuel Torreblanca como invitado), me dio tiempo de recorrer con calma los nuevos espacios pensados para una edición más del Vive Latino.

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Foto: OCESA/ Raúl Ramírez “Kigra”.

Mi jornada comenzó entonces en el escenario «Doritos» con los chicos de Piluso, quienes en un foro cercano a 1/4 de su capacidad, no se agüitaron y ofrecieron un show donde se lucieron con su sonido. Yo llegué apenas para escuchar una canción nueva que rezaba «no te vayas nunca de mi vida». Después, con gran júbilo de quienes se hicieron presentes, invitaron a su productor Julián Navejas (Enjambre) quien se subió para acompañarles a interpretar el tema «Lucía». Después, con la presencia de un grupo de fans que con todo y manta no dejaron de gritar, sonó «Razón» en la que se soltaron varios globos de colores que el viento insistía en aventar a los miembros de Lobo, servicio de protección encargado del tema en el Vive Latino. «Grillo» fue la canción final de una presentación llena de buena vibra, que además de ser el debut de los originarios de la capital mexicana, espero haya servido para sembrar la curiosidad sobre su proyecto musical.

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Foto: OCESA/ José Jorge Carreón.

Después me lancé, a mi particular velocidad, a ver a los Ampersan que se presentaron en la «Carpa Intolerante». Con el primer retraso en el horario que me tocó, pues llegué todavía a ver el final de Love La Femme (de lo cual en absoluto me quejo), Ampersan empezaron a tocar a eso de las 15:53 horas. Por cierto, antes de llegar un grupo de policías escoltaba a unos chicos fuera del escenario; nunca me había tocado ver algo así, pero supongo que andaban haciendo algo más que gritar, echar relajo, involucrarse en un slam, fumar mota o algo más (¿apuestas?). El caso es que llegué bien para escuchar el sonido lleno de raíces nacionales que los chicos de Ampersan regalan con gran talento. Cantos dedicados a los colores y los cuatro elementos resonaron en una carpa que se ha distinguido siempre por ser el espacio para propuestas que si bien no son novedosas del todo, sí se dan a conocer a un público tan amplio como el que se deja caer en el Vive Latino. «Anormal» y «Noches de fuego» fueron las melodías que más emocionaron de una tocada que tuve que dejar a medias para acelerar el paso y dirigirme a ver a Chetes.

En un escenario «Tecate» ya más abarrotado, en el que inclusive me costó un poco de trabajo dirigirme hacia la parte de adelante, llegué apenas para escuchar el más reciente sencillo de Chetes, «Ella». En fin, no todo se puede, pero como el Dios de la Música se compadeció de mí, logré escuchar completas dos de mis canciones favoritas. «Completamente» hizo explotar el escenario (con todo y serpentinas) donde el público coreó con fuerza una de las favoritas de Chetes, si no es que la más; y posteriormente, en una rola que tenía un poco archivada en mi memoria, sonó «Efecto dominó» y lo agradecí como muchos enormenente.

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Foto: OCESA/ Lulú Urdapilleta.

Una vez más corriendo, o haciendo lo que se puede mas bien, me dirigí a la carpa «Doritos» para saldar la cuenta con los peruanos Kanaku y El Tigre. El escenario a medio llenar no fue pretexto para que la agrupación no dejara todo sobre el escenario. De su álbum debut  «Caracoles» (2010) llegué justo a tiempo para escuchar «El fuego, el tigre y el avestruz»; y percatarme con gracia que la fiesta ya estaba más que empezada, pues el vocal Nico Saba ya se nos había adelantado con más de media botella de Jack Daniel’s. Y no, ojo, no estoy juzgando (¿quién soy yo para semejante cosa?), lo menciono porque al parecer el líquido sirvió de catalizador para una presentación donde no se dejó nada guardado. La pasión de Nico contagió a los presentes, incluidos una pareja de jóvenes que me atrevo a calcular de 17 ó 18 años, quienes al momento de escuchar «Si te mueres mañana» saltaron con toda su energía para gritar con fuerza cada frase de la melodía, incluido -y con particular fuerza- el coro. Para «Quema, quema, quema», último tema que escuché, los peruanos subieron a Juan Manuel Torreblanca que estuvo muy activo en este Vive Latino sin ser parte formal del cartel (qué bueno, siempre es bueno escucharle).

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Foto: OCESA/ José Jorge Carreón.

Después de Kanaku y El Tigre, ya con una pausa en mi itinerario, me dirigí a la sala de prensa que mejoró mucho de la última vez que asistí el año pasado al Vive Latino, donde me encontré a los chicos de Norteños Light quienes me compartieron algunas palabras que pueden escuchar mañana en Reconoce MX por iRadi@Tec de 13:00 a 14:00 horas. En la sala de prensa tomé algunas fotos, incluidas a las chicas de Ibeyi (que tocarán mañana en el Foro Indie Rocks!), y me dirigí de nuevo al ruedo de vuelta al «Doritos» ahora para ver a The Chamanas.

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Foto: OCESA/ José Jorge Carreón.

¡Qué ganas tenía de ver a The Chamanas en vivo! En una carpa «Doritos» que se encendió pronto por la razón equivocada (los «culeros» y el «eeeeh puto» se hicieron sonar por el retraso en la presentación de la banda), The Chamanas saltaron elegantemente vestidos de azul y con una breve ceremonia con incienso de copal que sirvió para bendecir el escenario. «Maldad» fue la primera canción que se hizo escuchar, y una vez terminada ésta también se dejó oír una disculpa en voz de la vocal Amalia Mondragón; quien con su energía, pasión y belleza no hizo mas que provocar el perdón colectivo. Por cierto, el retraso se dio por fallas técnicas que propiciaron no sólo el retraso de The Chamanas, sino de lo que sucedía entre la carpa «Doritos» y el escenario «Claro Música». En fin, «Dulce mal» y «Alas de hierro» (ésta precedida de una introducción que incluyó «El triste» de José José) pusieron las cosas en su lugar. «El cauca», una de mis favoritas de la tarde, dejó en claro la energía y chingonería musical de The Chamanas… Amalia ¡te amo!

Una vez terminado The Chamanas, por este asunto del desfase de horarios, empezaron también tarde los tapatíos de Porter en el «Claro Música» (el tercer escenario más grande del Vive Latino). Qué les puedo decir que no sepan, «Host of a ghost», «Cuervos» y su más reciente sencillo «La china», hicieron que el abarrotado escenario vibrara con la música de un grupo que seguramente a su vuelta al festival se harán merecedores de un escenario más grande como el «Tecate» (guarden estas palabras). Antes de sonar una de las favoritas, «Moctezuma», Porter lucieron y cumplieron una promesa hecha en redes sociales con sus seguidores: se ondeó la bandera del pueblo «meshica» que comentaron los músicos fue la última verdadera enseña de aquella identidad «meshicana». Para la realización de la bandera se utilizó tela que los propios fans hicieron llegar a la banda. «Palapa» y «Huitzil» sonaron, pero definitivamente fue «Espiral» la que volvió a explotar una audiencia que regaló junto con el grupo uno de los mejores momentos del Vive Latino. ¿Qué me dicen del cierre más rocker y pesado del coro «¡perdona si me estoy volviendo loco!»?

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Foto: OCESA/ Salvador Bonilla.

Con hambre, y ya un poco de cansancio (¡madres, hace diez años fue mi primer Vive Latino y ya los achaques me atacan!), me dirigí a la zona de food trucks, al tradicional mercado que monta el Chopo y a la zona de las disqueras independientes. Me hice de mucha mercancía que iré compartiendo a lo largo del año, así que no se desesperen y tampoco me pidan que les revele lo que me llevé (ah, por cierto, me traje muchos viniles cortesía de los amigos de La Roma Records).

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Foto: OCESA/ César Vicuña.

En fin, después de echar la fiaca como se debe, me fui al escenario «Indio» para ver uno de los espectáculos más esperados del festival. Y sí, como me había recuperado en energía y ganas, no pude mas que dejar a un lado mis anteojos (sí, estoy ciego), celular y billetera, para adentrarme con toda seguridad a las profundidades de un escenario que se llenó por completo. Mi misión era colarme lo más adelante que pudiera, y he de decirles que logré meterme un poco más adelante de donde estaba la consola. Vaya… ¡qué show tan tremendo el de Café Tacvba en el Vive Latino 2016!

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Foto: OCESA/ Raúl Ramírez “Kigra”.

La promesa de los tacvbos era de entrada celebrar los 20 años de su «Avalancha de éxitos» (1996), básicamente un álbum de versiones a canciones latinoamericanas. El material, más allá de ser un simple álbum de covers, es una muestra del ingenio y rango musical de un grupo que salta del rock al pop, del instrumental al bolero ¡e inclusive al norteño! Qué cosas… Descendiendo en un vocho taxi (de esos que se extrañan sin el asiento del copiloto) Rubén Albarrán se unió a los hermanos Joselo y Enrique Rangel Arroyo, así como a Emmanuel «Meme» del Real, para empezar la noche con «Chilanga banda», y continuar el «Avalancha de éxitos» en el orden que le corresponde. Todos, sin excepción, quizá destacándose Rubén y Meme, se entregaron sobre un escenario que el público acogió con tremenda energía. «Alármala de tos», cabe destacar, se dedicó en las imágenes que se proyectaban en pantalla a las mujeres que padecen la violencia de género, y quienes por cierto ayer vivieron una jornada histórica en la capital mexicana con una gran marcha. «Las flores», como parte de las canciones extra que se regalaron a los presentes, fue también dedicada a las mujeres. Volviendo al «Avalancha de éxitos» destaco la interpretación de «Perfidia», que se escuchó espectacular, y de «Ojalá que llueva café» con Celso Duarte y Vicentico como invitados. Celso bien, de hecho ¡maravillosamente bien!, y Vicentico… ¿soy yo o lucía ya enfiestado? En fin, creo que estropeó sin querer un momento tremendo, pero vale… nada por lo que le odiemos ya, ¿verdad? Después del «Avalancha de éxitos» en vivo, en algo que «sospeché desde un principio», Café Tacvba regresó para deleitarnos con más éxitos ¡pero de qué manera! Tras una pausa con una rola norteña que desconozco (y me felicito por ello), el escenario «Indio» explotó con «El fin de la infancia» con unos tacvbos enfundados de norteños. «Ingrata», la ya mencionada «Las flores», «Olita de altamar» (¡qué grata sorpresa escucharla!), «El baile y el salón» con todos los celulares encendidos» y la que cerró la presentación «La chica banda», fueron el complemento perfecto de una noche que fue de Café Tacvba.

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Foto: OCESA/ Lulú Urdapilleta.

Con ese grato sabor de boca, y quizá obedeciendo nada más a la nostalgia de recordar las canciones que forjaron el camino del rock latino como lo conocemos hoy, me lancé a mi última misión en el escenario «Tecate». Rock En Tu Idioma Sinfónico, con el liderazgo de Sabo Romo, y la interpretación de canciones como «Voy a buscar» de Bon y los Enemigos del Silencio, «Juegos de amor» de Neón, «Beber de tu sangre» de Los Amantes de Lola, «Marielito» de Ritmo peligroso y «Lobo hombre en París» de La Unión, por mencionar algunas; fueron el cierre perfecto de una jornada que me hizo pensar que el Vive Latino atinó en todos y cada uno de los detalles que reafirman su identidad.

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Foto: OCESA/ César Vicuña.

La décimoséptima edición del Vive Latino finalizó mostrándonos que se encuentra más fuerte y sano que nunca. La decisión de regresar a dos días fue buena, el escenario luce maravilloso y más amplio con las remodelaciones originadas a causa de la presencia de la Fórmula 1 en el Autódromo Hermanos Rodríguez, y el cartel sobre todo remontó a su origen latino (sí, con proyectos anglosajones presentes, que sin embargo no siento opacaran para nada a los latinos). El único festival masivo único en su esencia y forma (y ojo que la declaración no es al azar), ha demostrado que los años que vienen no harán mas que fortalecerlo como la opción que es hoy. Si bien pueden haber muchas críticas a la selección que se hace de bandas (para ser francos este temas es interminable), hay que reconocer que como festival sigue siendo clave para impulsar a muchos proyectos que terminan llegando de manera más simple y masiva a quienes no están de lleno metidos en la escena musical. Claro, ¡que los demás festivales masivos y más chicos, así como los toquines de diferentes tamaños y géneros diversos sigan!, porque la escena la construyen todos.

¡Hasta pronto, Vive Latino, nos vemos en 2017!

Foto de portada: OCESA/ Raúl Ramírez “Kigra”.

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